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Voto de Juan Marey:
9
Western Un capitán del ejército de los Estados Unidos se hace pasar por comerciante y va a México para averiguar quién le vendió rifles a los apaches que asesinaron a su hermano. Entre los sospechosos se encuentran un arrogante hacendado, su despiadado hijo y el capataz de su rancho. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con guión de Philip Yordan, con un espectacular uso del cinemascope que realza la belleza del paisaje y con la maestría de Mann para el encuadre, el director nos deleita con una más de sus grandes películas. Mann sigue fiel a la violencia seca típica de sus westerns y nos permite disfrutar de clásicos asuntos del género, como pueden ser la venganza, la avaricia o la tragedia familiar, aderezado todo con unas fenomenales interpretaciones.

“El hombre de Laramie” fue el último de los cinco westerns que realizaron juntos Anthony Mann y James Stewart y, en cierta manera, da unos pasos adelante en el tema de la venganza que está presente en los cinco de la dupla Mann-Stewart. Mann dota al personaje protagonizado por Stewart de una furia sorda, contenida la mayor del tiempo, pero capaz de estallar dando lugar a momentos de gran violencia; este personaje, marcado por un ardiente deseo de venganza, está perfectamente retratado, director y guionistas no sólo nos dan el “porqué” de la venganza, sino que ahondan en la psicología del personaje, justificando con varias secuencias magistrales su naturaleza indomable e individualismo.

En la historia además de la subtrama de investigación y deseo de venganza de James Stewart, se desarrolla otra no menos importante, como es la particular coyuntura de la familia Waggoman, los caciques ganaderos de la zona, Alec Waggoman (un fantástico Donald Crisp), el patriarca de la familia, es un hombre severo que trata de preparar a su hijo Dave (Alex Nicol) para asumir el control del rancho, Dave un sujeto débil y poco inteligente aprovecha cualquier oportunidad para descargar su agresividad y mostrarnos sus complejos. La composición de estos personajes es excelente, destacando especialmente la de Donald Crisp, un hombre poderoso en el ocaso de su vida decepcionado con su hijo y sabedor de su débil naturaleza.

Una espectacular película con un rico trasfondo psicológico, 100 minutos de emoción pura y arte cinematográfico en forma de western.
Juan Marey
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