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Voto de Juan Marey:
8
Western El sheriff Jack Wade (Robert Taylor) salva de la horca a Clint Hollister (Richard Widmarck), un viejo compañero de fechorías. A pesar de ello, su antigua banda, con Clint a la cabeza, no le perdona que huyera con el botín del último golpe y decide enfrentarse a él para recuperarlo. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Desafío en la ciudad muerta” dura 83 minutos, una duración impensable en el acelerado mundo actual, pero que a Sturges le llega y le sobra para poner en imágenes el libreto escrito por William Bowers, en el que se rasca sobre cuestiones éticas al respecto de la ley, y que sirve a Sturges para realizar un emocionante western lleno de simbolismos tan sencillos como efectivos. Se nos habla de un sheriff que antaño estuvo al otro lado de la ley robando y asaltando bancos, pero un desgraciado hecho, el haber matado a un niño en medio de un tiroteo, hizo que Wade se retirara de esa vida, abandonando a su compañero de correrías, Clint Hollister (un soberbio Richard Widmark, haciendo otro de sus característicos villanos).

En numerosas ocasiones, la historia de un género puede estudiarse a través de la carrera de un director, y el de John Sturges es un caso evidente: director de westerns clásicos y grandes cintas de aventuras, sus películas aparecen a lo largo de los cincuenta teñidas de un aire nostálgico, triste a veces, que podría incluirle en la lista de los precursores de la ya próxima tendencia desmitificadora, muchas de sus películas, de este modo, transpiran ya un notorio afán reivindicador, así “Conspiración de silencio” y “El último tren de Gun Hill”, ambas una denuncia sin ambages del racismo, por no hablar de “El sexto fugitivo”, donde, por encima de la revisión argumental a los diferentes arquetipos del género, se plantea la búsqueda del pasado de su protagonista, en la mejor línea del western crepuscular. Algo similar sucede con el presente título, en muchos aspectos un remake de la obra maestra de William A. Wellman “Cielo amarillo”, pero al mismo tiempo imbuido de la atmósfera turbadora del mejor Anthony Mann y con más de un punto en común con “El último tren de Gun Hill” del propio director, rodada un año después. Así, Jake Wade (Robert Taylor) se ve obligado a iniciar un retorno a su turbio pasado al ayudar a escapar a un delincuente (Richard Widmark), que antes le había hecho el mismo favor (del mismo modo que el personaje de Kirk Douglas debe enfrentarse a su viejo amigo convertido en marshall en “El último tren de Gun Hill). Cuando, prisionero de su “amigo” y su banda, encuentra refugio en una ciudad abandonada, los fantasmas personales de cada uno de los personajes, como en la cinta de Wellman, comienzan a aflorar, quizá alentados por el ambiente malsano del lugar.

Un efectivo western que cumple de sobra con sus objetivos. Una buena película.
Juan Marey
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