Al año siguiente de estrenar “Luna nueva” (His Girl Friday, 1940), película que él mismo produjo, Hawks realiza “Bola de fuego”, un clásico de la comedia americana producido por Samuel Goldwyn y dirigido por uno de los mejores directores que el cine ha conocido. El guión está escrito por dos grandes entre los grandes, Billy Wilder y Charles Brackett, y está concebido por la pareja como una especie de vuelta de tuerca al cuento clásico de “Blancanieves y los siete enanitos”, cambiando a los enanitos por un grupo de sesudos profesores y a Blancanieves por una cabaretera alocada. Sin duda si esta comedia resulta una de las menos humorísticas de Hawks (tiene un trasfondo más amargo que otras de las suyas) es por la influencia de Brackett y Wilder, que aportan una carga de cinismo que a veces se enfrenta a las tendencias más ligeras propias del director, esta película no es una screwball comedy en el sentido estricto del término, pues que le falta una mayor dosis de locura y desenfreno, pero que esta comedia sea menos loca de lo que podría esperarse viniendo del director de “La fiera de mi niña” (Bringing Up Baby, 1938) no quiere decir que se trate de un mal film, todo lo contrario, “Bola de fuego” es una espléndida película que se ha ganado con justicia el reconocimiento del público y la crítica a lo largo de sus más de setenta años de existencia.

Genial Barbara Stanwyck, una de las grandes damas interpretativas del Hollywood clásico, en su tragicómica y estupenda encarnación de una cabaretera con tintes de mujer fatal, pero con buen corazón, que revoluciona a todos los sabios y sus saberes… hasta hacerles bailar la conga y roba el corazón y la racionalidad al tímido e inocente profesor que interpreta excelentemente un tierno Gary Cooper, un profesor sabio pero patoso e inocente. A su lado un extraordinario grupo de actores secundarios; por un lado, entre el grupo de venerables profesores, nos encontramos a reconocibles rostros han poblado distintos metros de nuestro celuloide favorito, actores como Henry Travers (el inolvidable ángel Clarence de Qué bello es vivir) o S.Z. Sakall y Leonid Kinskey (los dos camareros inolvidables que trabajaban en el bar de Rick en Casablanca), los siete profesores logran componer un personaje a cada cual más tierno, siete hombres encerrados en su saber que ante la novedad de una simpática y alegre chica guapa ven ‘revolucionadas’ sus ordenadas vidas siempre entre libros y charlas. Entre los gánsteres nos encontramos a dos rostros eternos del cine negro transformándose en comediantes de primera: Dana Andrews y un magnífico Dan Duryea.

“Bola de fuego”, otra de esas maravillosas comedias clásicas que destilan una inocencia y un encanto únicos que te hacen mantener una sonrisa perenne de oreja a oreja durante todo el metraje, no importa que esa inocencia hoy en día pueda parecer desfasada o anticuada, en las grandes comedias clásicas de Hollywood eso no sólo no es un inconveniente para disfrutarlas sino que, por el contrario, todo parece increíblemente natural, como si en el mundo real las personas se comportaran así. Todo un magnífico ejemplo de las virtudes de las comedias clásicas, y eso teniendo en cuenta que ni siquiera es una de las obras cumbre de sus responsables, que una película así fuera un logro más de sus carreras y no un punto culminante no hace sino demostrar la extraordinariamente buena forma en que se encontraba el género en aquella época, comparen ustedes con la mayoría del cine que se hace hoy en día y opinen.