Probablemente ‘El Caso Sloane’ sea un film que ya hayáis podido ver en multitud de ocasiones, uno de esos thrillers judiciales (un género que de ciento en viento Hollywood recupera) de conocido desarrollo en el que la implicación del reparto y su director debe ser total para que la película no termine olvidada, cogiendo polvo en un cajón de nuestra memoria. Pues resulta que este es un ejemplo claro y conciso. Que me caiga un rayo encima si no me ha enganchado de principio a fin.

John Madden dirige con sobriedad esta película que se mueve gracias a un torbellino de cabello pelirrojo y tez pálida: Jessica Chastain, alma máter de un film que se mueve, respira y brilla gracias a una actriz sobresaliente como ella. Es pura energía, desparpajo y entrega. Es decir, es un producto puramente Chastain.

Rodeada de buenos intérpretes en papeles secundarios, cada vez que los más que correctos Mark Strong, Michael Stuhlbarg, Alison Pill o John Lithgow aparecen por a su lado, ella los devora sin piedad. Es que, literalmente, se come la pantalla. Estás deseando ver cuál será el próximo movimiento del personaje.

A partir de ahí, Madden solo tiene que dejar desarrollarse el guión de Jonathan Perera, que esconde hábilmente una trampa final que es capaz de coronar la cinta para estar por encima de la media y lograr una recomendación cinéfila del que escribe.

Antes de la llegada de los blockbusters del verano suele haber pocas películas que dejen gusto a buen cine y ‘El Caso Sloane’ es una de ellas. No os la perdáis.

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