Aunque no jugué demasiado al videojuego porque en casa éramos más de Nintendo, debo confesar que su trama me parecía de lo más atractiva y, desde luego, muy cinematográfica. A Paul W. S. Anderson hay que reconocerle una película original lo suficientemente buena e interesante como para ser capaz de arrancar una franquicia cinematográfica que luego sobreexplotó saturando de efectos digitales cada nueva entrega. El “restart” que nos llegó el año pasado podemos calificarlo solo de suficiente, tenía algunas ideas buenas, pero se antojaban escasas para conquistar al gran público.

Ahora pasa a ser Netflix la que coge la batuta del asunto, pasando todo a formato televisivo y que los espectadores dicten sentencia en los primeros ocho episodios que componen toda la temporada. A pesar de las malas críticas que he leído, que destrozan por completo el show, voy a confesar que, aunque el resultado no termina de conseguir engancharme y lo que funciona lo hace a trancas y barrancas, no es el desastre tan sonado que muchos han pintado en sus críticas destructivas.

En esta ocasión se decide hacer una readaptación de la historia y la acción nos sitúa, de nuevo, en Racoon City. Por un lado, lógico y normal que quieran contarnos otro punto de vista, ya que la historia nos la sabemos entera y basta con recurrir a guiños para que sepamos que estamos en ‘Resident Evil’. En la serie, vemos como el virus se libera, de forma accidental, por culpa, en esta ocasión, de dos adolescentes, ejes de la acción y trama, y como tienen que sobrevivir en el caos apocalíptico que se está generando a su alrededor.

Es una serie que tiene problemas, esencialmente de montaje, con un contraste excesivo entre ambas líneas temporales. Personalmente, hubiera agradecido que contase la historia de forma más lineal, centrarse primeramente en la liberación del virus, primeros brotes… quizás está muy visto, pero así todo tendría un poquito más de lógica y reservar la trama post-apocalíptica para siguientes temporadas y, así, el cliffhanger no se perdería.

Tampoco agradece en nada las comparaciones. En el panorama televisivo y cinéfilo actual, existen un montón de producciones recientes que tienen a los zombis como protagonistas de la función y muchas de ellas los muestran más y mejor que lo que vemos aquí. Me vienen a la cabeza las producciones asiáticas que la dan bastantes vueltas porque hay muchas cosas del guión en las que hay que hacer un acto de fe para poder continuar viéndola, como la pelea con el gusano gigante.

No logro que me atrape, ‘Resident Evil’ promete y parece que se puede salvar, pero no llega.

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