Con motivo del estreno de la reciente quinta entrega de la saga, he decidido volver a Woodsboro, otro de esos pequeños pueblos idílicos en los que no paran de pasar terribles sucesos y evaluar el paso del tiempo en unas películas que consiguieron ser un hito en su estreno. Era bastante pequeño cuando se estrenó la primera de ellas, pero recuerdo perfectamente el revuelo que, a partir de entonces, fue generando cada nueva entrega.

Un asesino obsesionado con las películas de terror empieza a matar a adolescentes en una pequeña localidad de los Estados Unidos. Antes de darles matarile, les acosa llamándoles y usando una particular careta de fantasma.

A partir de esta premisa, aparentemente sencilla, se lleva a cabo un magnífico ejercicio que entremezcla muy bien el suspense y el terror. Se agradece mucho que el filme arranque metido en faena con una genial secuencia protagonizada por Drew Barrymore que establece las bases de lo que va a venir a continuación y no da descanso hasta su ansiado desenlace, esquivando con esmero muchos de los tópicos del género y demostrando la suficiente originalidad como para dar algo fresco, diferente a lo que vemos normalmente.

El genio del terror Wes Craven ofrece un buen slasher noventero en el que más d euno y de dos se han fijado. Es curioso como somos espectadores de la masacre, vemos caer una a una a las víctimas ante nuestros ojos, pero no paramos de eliminar sospechosos y buscar un culpable. Estoy convencido de que la primera razón para ir a verla son los sustos, pero lo que verdaderamente engancha es saber quién está detrás del disfraz.

A destacar dentro del reparto la aterrorizada mirada de Neve Campbell como la icónica Sidney Preston o Courteney Cox lejos de su Mónica de Friends, como la intrépida reportera que hará cualquier cosa por estar al filo de la noticia. David Arquette hace bien de policía tontín ayudante del sheriff y destacar la presencia de unos jovencísimos Rose McGowan y Matthew Lillard.

El tiempo no la ha hecho daño, pero la saga ‘Scary Movie’ puede que sí. En sus dos primeras entregas supo reírse muy bien de ella encontrando el equilibrio entre la risa y el respeto, consiguiendo que fuese difícil distinguir cuál era cuál con el paso de los años. Pero si volvéis a verla, estoy convencido de que os parecerá tan buena como la primera vez.

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