No te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Nosotros, todos, le teníamos a él, al gran John McTiernan, un director con más sentido del espectáculo que el noventa por ciento de los que actualmente rompen la taquilla. Al final, por unas cosas o por otras, ha terminado hundido en una miseria de la que, confío, algún día salga.

Pero siempre que puedo, hago un escape a su testosterónica filmografía sin desperdicio. Por eso, el otro día decidí revivir la historia de Ahmed, un árabe que emprende, gracias a la pluma de Michael Crichton, una fabulosa aventura que le lleva a ser el decimotercer guerrero en una épica batalla. Y es que las grandes aventuras no se buscan, se encuentran y se viven.

Es cierto que esta producción adolece en algunos momentos puntuales la falta de presupuesto, pero en otros se convierte en un espectáculo tan brutal, con sus picos de montaña rusa y clímax tan buenos, que tienes que amarla al instante.

El éxito también es cosa de su protagonista principal, Antonio Banderas, afincado ya por aquel entonces en Hollywood y encabezando producciones cinematográficas con directores y compañeros de reparto de renombre. Banderas, cómodo en el papel, se reinventa para interpretar a un hombre perdido, un viajero en busca de su destino, una nueva versión del héroe que no busca serlo. Su personaje comienza la película desorientado, sin poder hablar con sus compañeros y termina ganándose el respeto de cada uno de ellos empuñando su espada.

Todo lo demás, se lo achaco a la buena labor de McTiernan. Vale, no conozco del todo a los trece hombres que se embarcan en la batalla, pero tampoco hay metraje suficiente para cada uno de ellos (otra de las ventajas de que sea de los 90 es que dura dos horitas muy ricas y disfrutables). El director, que conoce de sobra las limitaciones que tiene para rodar esto, parece seleccionar a los más representativos e importantes y conseguir así enriquecer la historia. No nos vamos por los cerros de Úbeda, tiene principio, nudo y desenlace. Esto hace que, sin duda, no sea un gran acercamiento a la obra de Crichton, pero sí una gran película.

Me sigue pareciendo increíble que, en plena vorágine de rehacer películas en series y, con el monumental éxito de ‘Juego de tronos’, nadie se anime a llevarla a la pequeña pantalla. Tendría para cinco o seis temporadas mínimo.

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