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España España · Zaragoza
Voto de Javier_18:
8
Drama Segunda mitad del siglo XVII. Dos jóvenes jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de su mentor, el conocido misionero Padre Ferreira. Los últimos rumores indican que, tras ser perseguido y torturado, Ferreira ha renunciado a su fe, algo difícil de creer para los sacerdotes que parten en su búsqueda. En Japón ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que las autoridades japonesas persiguen a los cristianos, a los que ... [+]
15 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scorsese vuelve a realizar un trato cinematográfico sobre la religión católica desde su controvertida y arriesgada ¨La última tentación de Cristo¨ de 1988, esta vez realizando una película mucho más bella desde el punto de vista técnico y mucho más profunda desde el punto de vista moral y religioso.

Silencio retrata a la perfección el poder de las convicciones humanas, y la fuerza y el control que ejerce la religión sobre el comportamiento de aquellos que están bajo su dominio, y mucho más entonces, en el siglo XVII, periodo en el que está ambientada la película.
A Scorsese no le tiembla el pulso al mostrarnos de una manera cruda y muy atrevida las barbaries cometidas en el Japón feudal en nombre del budismo, pero en ningún momento da un alegato favorable a la doctrina cristiana, tratándola de manera distante y subjetiva.

Es una película que no le dejará indiferente y verdaderamente hará reflexionar a sus espectadores. Y es que puede que Scorsese haya dejado a parte en Silencio el entretenimiento al que nos tiene acostumbrados con sus anteriores obras, dando paso a su faceta más reflexiva y pulcra, cosa que también podemos admirar en la magnífica fotografía de Rodrigo Prieto.

Puede que en sus extensas dos horas y media de duración la película de lugar a momentos de divagación espiritual o de autocontemplación, cosa que puede irritar un poco al espectador, aunque el director italoamericano sabe compensarlo con imágenes muy poderosas y realmente provocadoras que evocan un aura misticista ayudado por la intensa niebla que acompaña a los protagonistas y por su oscuro retrato fotográfico.
Aunque Garfield y Driver no sean los primeros que se nos puedan venir a la cabeza al pensar en dos sacerdotes jesuitas portugueses del S XVII, sus actuaciones están a la altura de toda la película, al igual que la del fantástico e infravalorado Liam Neeson.
El final puede ser criticado por ser demasiado hollywoodiense o estar fuera de tono con lo que parecía que era el mensaje final de la película. Sin embargo, lo que Scorsese pretende enseñar en sus últimos minutos es el poder de las convicciones humanas, y la imposibilidad de apostatía para aquellos que verdaderamente son movidos por la fe en algo superior a ellos.
Y es que como dice el padre Ferreira: las montañas y los ríos pueden ser movidos, pero no puedes cambiar la naturaleza del hombre.
Javier_18
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