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Voto de Hitchcock10:
9
Western. Terror A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O'Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O'Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ... [+]
27 de abril de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el género del western está experimentando un evidente revival en la presente década es una realidad corroborada por la sucesión de títulos como 'Valor de ley' (2010), 'Cowboys & Aliens' (2011), 'Django desencadenado' (2012), 'Los odiosos ocho' (2015) o 'El renacido' (2015), que, con mayor o menor fortuna, reproducen, actualizan o tunean los esquemas convencionales de las películas sobre el lejano oeste.

Desplegando unos modos originales pero a la vez respetuosos con los moldes clásicos que la inspiran, 'Bone Tomahawk' se apunta a esta tendencia de una manera tan triunfal que no sería extraño –ni inmerecido- que acabara convirtiéndose en una película de culto más pronto que tarde. En principio, la premisa no se aparta de lo esperable, con unos indios que secuestran a un hombre y una mujer de un pequeño pueblo cercano a la frontera y la decisión del sheriff y otros habitantes de lanzarse a la aventura del rescate. En el segundo acto, la travesía de los cuatro valientes a través del desierto (uno de ellos el malherido esposo de la secuestrada) continúa con los esquemas tradicionales de confraternización en condiciones extremas, con ritmo despacioso y tiempos muertos para que la película respire y deje poso. Es el tercer acto, en el que se produce el enfrentamiento con los peculiares indios, el que introduce el elemento de terror y gore del que ya había habido unos cuantos apuntes desde el inicio. El truculento retrato de los indios -trogloditas y caníbales, por añadidura- es sin duda el elemento de hibridación más singular de esta obra, y, si bien el espectáculo de casquería final a algunos pueda parecer ridículo por excesivo, un servidor, amante de lo sangriento y lo violento, lo encuentra un novedoso pero coherente énfasis de los peligros y horrores implícitos en la conquista de lo salvaje y lo atávico tan típicamente presentes en el western.

Esta contraposición civilización-barbarie existe de hecho desde el mismo germen de los Estados Unidos como colonia puritana en un entorno inhóspito y amenazante en el siglo XVII, una época en la que lo salvaje e ignoto era considerado demoníaco y la civilización equivalía a virtud y moralidad. Este hecho, ampliamente expuesto por antropólogos e historiadores, tiñe algunas de las más emblemáticas obras literarias norteamericanas (La letra escarlata) y ha sido también recientemente explorado en clave de terror en la magnífica 'La bruja', vista, como 'Bone Tomahawk', en Sitges 2015 (¡vaya dos pedazos de debuts directoriales!) y que asomará a nuestras pantallas en mayo.

El elemento de terror y la mezcla de géneros no es de extrañar si echamos un vistazo al currículum de ese tipo polifacético que es S. Craig Zahler, novel en la dirección pero con una sólida trayectoria como músico (y no precisamente de canción melódica, sino de heavy metal), novelista y guionista (de la muy bestia 'The Incident' – aka 'Asylum Blackout'-) y que en sus distintas incursiones artísticas ha cultivado el western, la ciencia ficción y el terror.

Su inexperiencia como director hace aún más sorprendente el tremendo pulso que exhibe, la elegante a la par que dinámica puesta en escena del filme y su dirección de actores, todos ellos excelentes. Kurt Russell se mueve como pez en el agua en la piel de un oficial de la ley expeditivo, montaraz y parco en palabras, mientras que el blandito de Matthew Fox está más entonado que nunca. Patrick Wilson también lo borda, sobreponiéndose a sus heridas para cumplir con su casi imposible objetivo (la comparación con el DiCaprio de 'El renacido', el otro western del pasado año, está servida y Leo no sale muy bien parado de ella). Por último, mención especial para un Richard Jenkins inmenso como el entrañable y divertidísimo ayudante del sheriff, un personaje que ilustra por sí mismo las virtudes de una película que no es solo una hábil combinación de géneros, sino de registros. En efecto, la alternancia de ternura, escalofríos y comicidad (¡!) se da con tal precisión quirúrgica que nos conmovemos, aterrorizamos y reímos sin que nada en esta mezcla de sentimientos chirríe lo más mínimo.

Tras este énfasis en la aglutinación y multirreferencialidad a todos los niveles, muchos pensarán en el humor ágil y del pastiche posmoderno de Tarantino. Pero -que me disculpen los incondicionales de Quentin- la amalgama de componentes de Craig Zahler late con vida y no es un virtuoso juego estético tan divertido como vacuo. 'Bone Tomahawk' posee sin duda más calado emocional. Y es que, pese a la debilidad por la sangre y lo asqueroso, uno es en el fondo un sentimental, y prefiere películas en las que los personajes importen. Y la odisea de estos cuatro vaqueros dejándose la piel en el rescate (perdón por el chiste fácil) importa. También a diferencia de Tarantino, Craig Zahler muestra más apego al western clásico pese a la bienvenida desviación final.

Esto no significa negar la influencia de Tarantino. Hay en esta cinta algo de Tarantino, e incluso de los Coen, claro está. De la intertextualidad posmoderna en general. Y al mismo tiempo de los cánones del western de toda la vida. También del "survival horror" desértico de 'Las colinas tienen ojos'. Pero sobre todo hay un director con un futuro brillante.

P.D. No puedo dejar de felicitar al Festival de Cine Europeo de Sevilla por su nueva sección SEFF365, que durante la primavera ofrece películas como esta, difíciles de ver en cine por su escasa distribución. Me siento orgulloso de que mi ciudad crezca con iniciativas de este tipo.
Hitchcock10
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