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Voto de Ronin:
9
5.3
1,995
Terror. Thriller
Jessica acaba de instalarse en Nueva York, donde, al igual que muchas otras jóvenes trata de hacer carrera como modelo. Pero en su primera sesión de fotos en la gran ciudad termina siendo brutalmente violada y torturada. Creyéndola muerta, Jessica es enterrada viva, pero contra todo pronóstico, se las arregla para escapar con vida de su tumba. Ahora exigirá su venganza… (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2014
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es exactamente lo que los admiradores de la primer película querían: Shockeante, dura, cruda y de las que te dejan sin aliento. Ni más ni menos. Aquellos que elegimos ver esta secuela, sabíamos con exactitud lo que íbamos a ver: Una película de tortura, sexo degenerado, machismo asqueroso y venganza. El "qué" ya lo teníamos. Nos faltaba el "cómo", y es en este punto donde esta película brilla con luz propia, sin opacar a su predecesora, pero tampoco quedándose ni un centímetro atrás.
Se nos presenta a Katie (una impecable Jemma Dallender), una joven de un pueblo rural que llegó a Nueva York con el sueño de ser modelo, pero termina trabajando en un restaurant hasta tener su oportunidad. Al comenzar, tiene una entrevista con una agente que le recomienda hacer un book de fotos nuevo (algo que cuesta un dineral). Y, desesperanzada, encuentra un sospechoso anuncio de fotógrafos que hacen sesiones gratuitas para jóvenes bonitas. Con las dudas típicas, ella llama para hacer una cita con ellos, y el resto ya es sabido. "Nunca hables con extraños" porque podrían ser un grupo de europeos machistas (formado por un enfermo, un degenerado y un hijo de puta) que te mirarán como un pedazo de carne más que por la chica inteligente que se nota que eres.
Lo siguiente ya es conocido: machistas, ella se defiende, ellos se ofenden, ella se va. Y en su casa, es atacada por Georgy (el enfermo), el cual la viola en una escena que me recordó mucho a la "Irreversible" de Mónica Belluci. Luego aparecen los otros dos, y en un dos por tres, amanece en un sótano donde la tienen sólo para violársela. Crudeza, crueldad, nudo en la garganta. La sensación se convierte en desesperación cuando ella escapa, y se da cuenta que está... en Bulgaria. Aquí es dónde comienza "lo nuevo". Y donde los golpes, la sangre y la sed de venganza aumentan, y los vivimos de una manera ni mejor ni peor, sólo distinta que la anterior.
El 100% de la trama está enfocado en Katie, y no es para menos. Jemma transmite lo correcto en cada etapa: la autosuficiencia de una chica sola en Nueva York, el miedo, la angustia, la desesperación... y la ira fría y calculadora, que aumenta de forma gradual hasta convertirse en furia que explota en su rostro. El resto es escenario. Todas las escenas en las que ella no está son prescindibles y borrables, a excepción de la escena donde la "madre" de los violadores pone un disco mientras su marido viola a Katie... y esas lágrimas no hacen más que avivar la imagen monstruosa que tenemos de todos y cada uno.
Una digna secuela que dista mucho de ser un simple calco de la primera. Brilla por luz propia,
Se nos presenta a Katie (una impecable Jemma Dallender), una joven de un pueblo rural que llegó a Nueva York con el sueño de ser modelo, pero termina trabajando en un restaurant hasta tener su oportunidad. Al comenzar, tiene una entrevista con una agente que le recomienda hacer un book de fotos nuevo (algo que cuesta un dineral). Y, desesperanzada, encuentra un sospechoso anuncio de fotógrafos que hacen sesiones gratuitas para jóvenes bonitas. Con las dudas típicas, ella llama para hacer una cita con ellos, y el resto ya es sabido. "Nunca hables con extraños" porque podrían ser un grupo de europeos machistas (formado por un enfermo, un degenerado y un hijo de puta) que te mirarán como un pedazo de carne más que por la chica inteligente que se nota que eres.
Lo siguiente ya es conocido: machistas, ella se defiende, ellos se ofenden, ella se va. Y en su casa, es atacada por Georgy (el enfermo), el cual la viola en una escena que me recordó mucho a la "Irreversible" de Mónica Belluci. Luego aparecen los otros dos, y en un dos por tres, amanece en un sótano donde la tienen sólo para violársela. Crudeza, crueldad, nudo en la garganta. La sensación se convierte en desesperación cuando ella escapa, y se da cuenta que está... en Bulgaria. Aquí es dónde comienza "lo nuevo". Y donde los golpes, la sangre y la sed de venganza aumentan, y los vivimos de una manera ni mejor ni peor, sólo distinta que la anterior.
El 100% de la trama está enfocado en Katie, y no es para menos. Jemma transmite lo correcto en cada etapa: la autosuficiencia de una chica sola en Nueva York, el miedo, la angustia, la desesperación... y la ira fría y calculadora, que aumenta de forma gradual hasta convertirse en furia que explota en su rostro. El resto es escenario. Todas las escenas en las que ella no está son prescindibles y borrables, a excepción de la escena donde la "madre" de los violadores pone un disco mientras su marido viola a Katie... y esas lágrimas no hacen más que avivar la imagen monstruosa que tenemos de todos y cada uno.
Una digna secuela que dista mucho de ser un simple calco de la primera. Brilla por luz propia,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo único inverosímil de la historia es la caída del "ataúd" en la alcantarilla (sin que nadie advirtiera eso), y que las alcantarillas sean suficientemente grandes como para que vivan las Tortugas Ninjas, sean totalmente aptas para que una chica se refugie en ellas durante semanas (aguantando el olor), y que ningún otro ser humano se dé cuenta.
Las venganzas son crueles e irónicas, sin ser totalmente rebuscadas (aún recuerdo las venganzas al estilo "Saw" de la anterior), y provocando esa sensación de víctima, pero a la vez, de estar convirtiéndose ella en una psicópata más...
Y una mención aparte para el policía que la descubrió torturando gente en las alcantarillas, pero queda tan conmovido por la carita que le pone, que la deja ir diciéndole "Lo siento...". Y ella yéndose a la embajada, dejándonos a todos con una sensación que mezcla el "Viva, se hizo justicia" con el "¿Mató gente y se va como si nada?". Vaya moraleja...
Las venganzas son crueles e irónicas, sin ser totalmente rebuscadas (aún recuerdo las venganzas al estilo "Saw" de la anterior), y provocando esa sensación de víctima, pero a la vez, de estar convirtiéndose ella en una psicópata más...
Y una mención aparte para el policía que la descubrió torturando gente en las alcantarillas, pero queda tan conmovido por la carita que le pone, que la deja ir diciéndole "Lo siento...". Y ella yéndose a la embajada, dejándonos a todos con una sensación que mezcla el "Viva, se hizo justicia" con el "¿Mató gente y se va como si nada?". Vaya moraleja...