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Argentina Argentina · Quilmes
Voto de Ronin:
1
Animación. Ciencia ficción. Acción Algunos años después de la batalla con Majin Buu, Bils, el dios de la destrucción, encargado de mantener el equilibrio del universo, se ha despertado de un largo sueño. Al escuchar rumores sobre un saiyajin que ha vencido a Freezer, Bils parte a la búsqueda de Goku. Emocionado por el hecho de que haya aparecido, después de tanto tiempo, un oponente tan poderoso, Goku ignora las advertencias de Kaito y decide enfrentarse a él. (FILMAFFINITY) [+]
20 de septiembre de 2013
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inmersos en un mundo nuevo donde las series de anime aparecen y desaparecen insignificántemente sin dejar ni el humo, los directivos de Toei sí que supieron dar un golpe en la mesa para llamar nuestra atención: Una película de Dragon Ball Z en el año 2013! Al enterarnos, todos los que crecimos viendo las aventuras y desarrollo de Son Goku dejamos todo y dirigimos nuestra total atención a "¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Es en serio esto? ¡Guaaaauu!". ¡Era algo sagrado, venido de nuestra infancia, que estaba volviendo! ¡Era algo nuestro!

Como ya me ha pasado miles de veces, la sensación de amor platónico con una película antes de verla, se desvanece sólo de una manera: viéndola. Y confieso que me hubiera gustado esperar más a que se me rompa la burbuja...

Lo que vemos en la película no se parece en nada al Goku que hace únicamente lo que disfruta, que es pelear. Ni el Vegeta que es un león de furia contenida a punto de escaparse a cada segundo. Ni ninguno de los "Guerreros Z" que todos vimos luchar y dar hasta sus vidas en cada batalla (sobre todo Krilin y Yamcha). Lo que vemos es a un grupo de personajes conocidos en el cual a todos -sin excepción- ya se les pasó su mejor momento hace muchísimo. Y enfrentando a un villano (porque ni merece el calificativo de "guerrero") motivado por el motivo más absurdo y humillante. El más puro ocio.

Cuando me enteré que en esta ocasión el rival de Goku iba a ser un dios, sólo se me cruzaron dos palabras: SAINT SEIYA. Me imaginé un dios majestuoso y ultra poderoso con un duro juicio en contra de la maldad del planeta Tierra, y dispuesto a destruirla. ¿Qué me encontré? Con un perro chihuahua humanoide que lleva 39 años de siesta y que cuando se despierta lo hace con movimientos y sonidos de Looney Tunes. ¡En serio! Y mientras desayuna junto a su secretario/a (iba a preguntar qué onda con él/ella, pero si me pongo a hacer preguntas que jamás nadie responde acerca de Bills y Wiss no termino más), revisa las "novedades" como quien lee el periódico, se entera de que Freezer fue derrotado por un saiyajin y de la nada se acuerda de una profecía que le dijeron una vez acerca de un Super Saiyajin Dios (más rebuscado imposible), y sale a buscarlo simplemente porque se le antojó. Listo, esto es todo el argumento. Luego de esto, puedes salir a comer algo, tomar aire y volver 50 minutos después, cuando comienzan las peleas interesantes, porque en el transcurso todo, absolutamente todo es, lisa y llanamente, un relleno más.

Las voces siempre nos encantan. La animación está en lo más alto (aunque jamás exigimos mucho porque una animación como la de los '80 y '90 es lo que aprendimos a querer). Es en el argumento en donde no sólo hace agua, directamente nos ahogamos a los diez minutos. Entiendo perfectamente que en DBZ Goku ya superó hasta lo insuperable y lo único que le quedaba por enfrentar más fuerte que él era directamente a un dios... pero tampoco merecíamos algo tan traído de los cabellos.

Se supone que sería un broche de oro, y no pasa de ser un alambre...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ronin
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