Álex de la Iglesia propone en su nuevo trabajo una comedia irreverente con sátira respecto a la guerra de sexos; en ella unos torpes delincuentes (Hugo Silva y Mario Casas) tienen en su huída de la policía una inesperada estancia en Zugarramurdi donde habitan unas brujas que se les harán pasar canutas.

Con "Las brujas de Zurramurdi" Álex de la Iglesia se recupera respecto al nivel que tuvieron sus anteriores trabajos (esta comedia de fantaterror es claramente superior a films como "Balada triste de trompeta" o "La chispa de la vida", teniendo mucho más humor, desenfado y dinamismo que aquellas), pero aun así el conjunto sigue siendo un "lo que pudo haber sido y no fue".

Y es que, para un espectador, tener a actrices como Carmen Maura o Terele Pávez haciendo de descaradas brujas listas para hacer diabluras es algo demasiado lujoso y prometedor... sin embargo por desgracia todo termina en una oportunidad desaprovechada.

La trama no aprovecha a sus divas (que se quedan básicamente en leves cameos), ni tampoco aprovecha la circunstancia de la brujería en el plano cómico. Y al final, la mágica Zugarramurdi no consigue ser tan atrapante o divertida como su promoción pretende hacer creer... al no explotar todo lo que una buena comedia "brujeril" debe tener (esto es sacarle todo el partido a las carismáticas brujas, y aportar situaciones surreales elaboradas para que lleguen a ser desternillantes, al estilo de "Las brujas de Eastwick" o "Las brujas" de Roald Dahl).

La cinta no tiene como protagonistas a las brujas del título (personajes que desgraciadamente tienen poco o ningún tratamiento en el guión), sino que decide dar el protagonismo a los delincuentes a la fuga (y a sus policías perseguidores)... que tampoco son unos protagonistas como para tirar cohetes en cuanto a construcción de personajes se refiere. Ambos generan poca o ninguna importancia... algo que también se debe a los propios actores (bastante limitados y faltos de presencia como para sostener una película, aunque Mario Casas es regalado con un estereotipo cómico en el que encaja como un guante y le permite lucirse de manera desbarrada muy por encima de su nivel habitual). Junto al par de cacos, el protagonismo se cede a la bruja joven de Zugarrarmurdi, una seductora interpretada por Carolina Bang que no nos dice ni transmite absolutamente nada.

El desarrollo de la trama tampoco ayuda demasiado: el primer tercio del film (curiosamente cuando las brujas aun no han hecho su aparición) tiene algún que otro momento de acertado humor cañí que levantará alguna sonrisa cómplice o incluso dejará alguna risa, pero según van pasando los minutos el metraje se va vaciando (no ya de sustancia, que se daba por hecho, sino de humor atinado), dejando un humor fallido, unos personajes accesorios y obviables, y unas situaciones planas, redundantes y fútiles de persecuciones y huídas en Zugarramurdi que acaban exasperando.

Al menos De la Iglesia esta vez aporta un compás tolerable, unos buenos encuadres y una fotografía notable.

En fin, una pena. Más que una película de brujas, "Las brujas de Zugarramurdi" parece un episodio de "Los hombres de paco" dado la vuelta y con sus personajes yéndose de excursión a las afueras.

Lo mejor: Carmen Maura.
Lo peor: El desarrollo de sus dos últimos tercios.