Si con Uma Thurman Tarantino saca el mejor partido, con Samuel L. Jackson no podía ser menos y nos regala una de sus mejores actuaciones (a la altura de la de Pulp Fiction). Ordell es el rey de la función en esta cinta y a pesar de tener a un gran Pam Grier, un buen Robert Foster y un excelente Robert de Niro, con un gran papel secundario, alrededor termina merendándoselos a todos.

La menos aclamada o la menos Tarantiniana de sus películas pero no mala por ello. Un caramelito muy dulce y disfrutable gracias a sus excelnetes diálogos y personajes. Una película muy 'negra' capaz de hacer rabiar de envidia a Spike Lee. Un gran guión de un casi siempre genial Quentin Tarantino.