Fausto es la lisérgica visión del maestro checo de la animación Jan Švankmajer de la leyenda alemana popularizada por Goethe y que fuera anteriormente llevada al celuloide en varias oportunidades, entre las que se destaca la de los años 20 a cargo de F.W. Murnau.

No la había visto, la enganché empezada en EuropaEuropa y me dio un entusiasmo enorme porque Jan hizo una de mis películas favoritas, la ultra-bizarra Alice (Neco z Alenky, 1988).

A medida que pasaban los minutos, me fui decepcionando. Si bien la historia del hombre que pacta con Satanás esta llevada con la originalidad que caracteriza al director, comparada con su genial "adaptación" (de algún modo hay que llamarla) del libro de Lewis Carroll, esta es muy aburrida e increíblemente repetitiva. La oscuridad acorde con la temática planteada por el relato original hace que el humor delirante de Jan esté menos presente, y eso hace que la película pierda puntos.

Al igual que en Alice, el personaje del título es un actor de carne y hueso, y el resto de "casting" esta conformado principalmente por sus rocambolescas marionetas y los más variados elementos que obtienen vida mediante el stop-motion. Esta combinación de titiritero y animador es para mi el gran atractivo de este director.

No obstante, el ritmo de Fausto se vuelve tedioso y el sinsentido de las imágenes no logró capturar mi atención como en sus otras entregas.