Porque en esta película se empieza por el ascenso a "00" de Bond y se sigue con su primera misión seria. El argumento no tiene nada de particular en comparación con otras "cero-cero" si nos centramos en los típicos chicos malos que se dedican a traficar con armas y encima se juegan al póker el dinero de los clientes. Los malos suelen ser feos y torpes y el Bond es bueno y guapo.

Lo que diferencia esta cinta a anteriores "cero-cero" es la inocencia del Bond, pese a esa cara de tío duro que lleva encasquetada (y que por cierto, no tiene demasiada movilidad). Es un Bond primerizo que aún no ha aprendido a desconfiar ni a esquivar los golpes de los malos, por lo que se lleva más de un mamporro y, a diferencia de sus antecesores, acaba en más de una ocasión, despeinado, masacrado y hecho polvo, lo cual es bueno, porque lo que más cargaba de anteriores 007 era esa maravillosa agilidad para conservar el peinado y la sonrisa en las peores situaciones. Este Bond es... digamos más humano.

Los acontecimientos de la cinta también son más creíbles (si exceptuamos el episodio bochornoso del principio), y los giros (me parece a mí) le añaden mucha sustancia al argumento y explican gran parte del comportamiento de 007. Es decir, nos explica porqué 007 es como es. Hasta aquí la película iba de diez, pero hay tres factores que considero graves y que le han bajado la nota considerablemente.

El malo. A ver, un malo debe tener carisma además de ser malo. Debe ser un malo con devoción por hacer el mal, un malo que resulte un verdadero demonio, un malo que luzca en el plató tanto o igual que el héroe, de lo contrario deslucen ambos, que es lo que ha pasado aquí. Nos encontramos con un malo soso y un poco aburrido al que sólo te dan ganas de hacer desaparecer porque es lo que toca, pero no transmite nada. Resulta más lucido en el papel de malo el negro del dinero que el que se supone que es el villano, y eso es muy triste.

Actuaciones. Se salva Eva por poco, y se salva M, claro. El resto... Es una verdadera pena porque aunque soy de Brosnan (lo reconozco), este Craig tiene un rostro perfecto para ser el Bond ideal, un rostro duro, frío, retador e impetuoso. Hubiera tenido que ser el definitivo con esos rasgos pero tiene un problema, y es que Craig debe pensar que toda la película es una partida de póker, por eso no mueve la cara (como la mayoría). Todos actúan como gente dura y fría (la idea es buena) pero repito, ser frío y duro no es dejar la cara como un palo y menos cuando se trata de actuar.

La partida. Larga como ella sola. Y eso que a mí me va el póker (aunque hace ya mucho que no juego, alguno aún recuerda mis faroles), pero soy una tía algo impaciente y tenernos ahí, mirando la partidita... y mirando... y mirando... casi me da un yuyu de tanto esperar. Sinceramente creo que aburre porque no hay nada de tensión, ya se sabe de sobra qué pasará y en qué momento así que, ya que es algo tan obvio, lo mejor hubiera sido acortarlo un poco.