Realmente todos veíamos venir este inminente final y es que Hugh ya quería sacarse las garras.

Esta historia está basada en uno de los más crudos e intensos cómics jamás creados para el personaje, donde lo muestran en su peor momento y en el que no necesariamente quiera salir de allí.

Logan es una persona profundamente herida por la naturaleza de su existencia pero que siempre consigue formas de salir adelante (es decir, hay que ver cuantos romances ha tenido este señor) pero que sin duda la que nunca se imaginó obtener fue una hija, una sucesora creada literalmente a partir de él.

El film está hermosamente hecho ya que si bien nunca deja de ser una película de superhéroes, este tiene un tono que se siente como un homenaje a toda la era de X-men que ya queda atrás y que le da paso a las nuevas generaciones de superhéroes y mutantes. Aunque la película se siente como una conclusión quedan MUCHAS puertas abiertas y teorías por el aire así que no digo que necesariamente sea una continuación de Laura y su historia lo que siga, pero si debe haber algo…

Aplaudo las interpretaciones ya que la relación entre Hugh y Dafne se extrapola de la pantalla y se desarrolla de una forma que nos tiene siempre atentos a ellos. La presentación del arma X-23 (Dafne/Laura) da pie a que posiblemente (POR FAVOR) podamos seguir teniendo un par de garras y mucho mal humor en la pantalla.

Excelente forma de despedirse de dos de los grandes de este universo cinematográfico (nunca habrá otro como Patrick Stewart) y tan sólo queda esperar que se nos viene. Lo que sí está claro es que nunca jamás nadie podrá encarnar mejor a Logan que Hugh Jackman.