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España España · Mexico
Voto de Alfie:
6
Western Jim Douglas persigue sin tregua a cuatro hombres, dos blancos, un mestizo y un indio, que asesinaron a su esposa. Cuando, por fin, los encuentra, están en la cárcel y van a ser ahorcados al día siguiente. Mientras espera el momento de la ejecución, alguien ayuda a los presos a escapar, pero él seguirá persiguiéndolos sin descanso. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2009
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Peck no era bueno para los westerns. Siempre lo he pensado. Su talante, así se dice ahora, me resulta insuficiente como para ponerse el cinturón, colocarse unas espuelas y cabalgar en solitario en busca de su destino. Y es que erigirse como héroe westeriano exige de una mayor crudeza. Sobre todo estética porque, perdonen que les diga, el poder de acojonamiento de Gregory era muy inferior al de la mayoría de las figuras del género. Quizás uno de los que mejor entendió este aspecto fue Wyler quien le regaló ese papel de señorito del Este, educado y caballeroso, que llegaba a esas tierras sin ley en “The Big Country”, cuya intro recordarán como una de las más maravillosas jamás rodadas. Aquel James McKay representaba perfectamente a Peck, un tipo que siempre convenció más por sus maneras que por su pose.

Sin embargo, “The Bravados” es un western duro, fuerte y que exige de pocos escrúpulos para participar de él. Si no, miren la lista de pendencieros que campan por sus fotogramas: Silva, Van Cleef, Salmi, Boyd….lo mejorcito de cada casa. Tipos que roban, que saquean, que violan y que asesinan, y que necesitan de un brazo ejecutor implacable y que actúe sin contemplaciones. Solo en un par de ocasiones, una de ellas la escena cumbre de la cinta, todo hay que decirlo, Douglas (Peck) logra transmitir esa inquina y esa rabia que han de convertirse en el motor de la historia. Motor que no intención final del director, cuyo mensaje contra la violencia gratuita y a cualquier precio queda plasmada en un final sorprendente y magnífico, propio de un directorazo como era Henry King. Evidentemente diciendo este nombre ya pueden suponer como es la puesta en escena y el cuidado de las imágenes. Esto último quizás sea la principal virtud de la cinta: fotografía exquisita para adentrarnos en las altas sierras mexicanas con un paseo que por momentos es embaucador.

La música del maestro Newman y la preciosa carita de Joan Collins completan este western de enorme mensaje moral, donde la violencia y la venganza dejan paso a la conciencia y el arrepentimiento para desmitificar una forma de actuar que, si bien es innata en el ser humano, se aleja en años luz a lo que entendemos por un comportamiento civilizado.
Alfie
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