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Voto de BigCat:
6
5.3
8,953
Romance. Comedia. Fantástico
Lo único que desea Jenna Rink en su décimotercer cumpleaños es ser guapa y popular. Tras una experiencia humillante delante del chico más guay de la escuela, Jenna desea fervientemente tener una nueva vida. Milagrosamente su deseo se hace realidad: de la noche a la mañana pasan 17 años y ella despierta convertida en una mujer de treinta. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2009
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Esperas una película racional, verosímil y con un mínimo de sentido común? No veas esto.
¿Has tenido un mal día y tienes ganas de evadirte de la realidad? Vale, entonces puede que esto te sirva.
La cosa va así: Jenna, una niña de 13 años que quiere ser popular, ve cómo se cumple su deseo de convertirse de la noche a la mañana en una mujer 30 años, guapa, brillante, exitosa y un poco putón. Y todo eso, gracias a una casa de muñecas mágica que le regaló su mejor amigo Matt (el cual, por supuesto, la ama en secreto) el día de su 13 cumpleaños.
Cuando la niña-mujer se despierta en su nuevo mundo de adulta, no recuerda nada de su pasado desde aquel día en que cumplió 13 años, así que, obviamente, flipa un montón. Y encima, descubre que tiene como novio a un capullo descerebrado y que su mejor amiga es una víbora que iba con ella al instituto. Como está alucinada y no sabe qué hacer (ya que por dentro sigue teniendo 13 años), busca a su mejor amigo de entonces, el que estaba enamorado de ella. Evidentemente, el chaval también tiene ahora 30 años y es mucho más atractivo que cuando tenía 13 (cómo no), pero, claro, en esos años se han distanciado, porque ella se convirtió en una zorra sin escrúpulos y él, en un tío majo. Y ahí arranca la historia.
La peli no tiene ni pies ni cabeza, pero tocó alguna fibra de mí. Tengo 30 años, pero aún me acuerdo de cuando tenía 13. Y me da la sensación de que, viendo esta película, la que ha disfrutado ha sido la niña de 13 que hay en mí, mientras la estresada mujer de 30 que soy en realidad se tomaba un merecido un respiro.
¿Has tenido un mal día y tienes ganas de evadirte de la realidad? Vale, entonces puede que esto te sirva.
La cosa va así: Jenna, una niña de 13 años que quiere ser popular, ve cómo se cumple su deseo de convertirse de la noche a la mañana en una mujer 30 años, guapa, brillante, exitosa y un poco putón. Y todo eso, gracias a una casa de muñecas mágica que le regaló su mejor amigo Matt (el cual, por supuesto, la ama en secreto) el día de su 13 cumpleaños.
Cuando la niña-mujer se despierta en su nuevo mundo de adulta, no recuerda nada de su pasado desde aquel día en que cumplió 13 años, así que, obviamente, flipa un montón. Y encima, descubre que tiene como novio a un capullo descerebrado y que su mejor amiga es una víbora que iba con ella al instituto. Como está alucinada y no sabe qué hacer (ya que por dentro sigue teniendo 13 años), busca a su mejor amigo de entonces, el que estaba enamorado de ella. Evidentemente, el chaval también tiene ahora 30 años y es mucho más atractivo que cuando tenía 13 (cómo no), pero, claro, en esos años se han distanciado, porque ella se convirtió en una zorra sin escrúpulos y él, en un tío majo. Y ahí arranca la historia.
La peli no tiene ni pies ni cabeza, pero tocó alguna fibra de mí. Tengo 30 años, pero aún me acuerdo de cuando tenía 13. Y me da la sensación de que, viendo esta película, la que ha disfrutado ha sido la niña de 13 que hay en mí, mientras la estresada mujer de 30 que soy en realidad se tomaba un merecido un respiro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hay un enorme hueco temporal desde los 13 hasta los 30 años de la protagonista; es un hueco que sólo existe para ella, unos años vacíos que los demás recuerdan pero que ella no, y por lo tanto, los que estamos viendo la peli tampoco. Y lo mismo sucede al final, cuando ella regresa a los 13, besa al mejor amigo y, automáticamente, la vemos casándose con él en el futuro. No sabemos si eso también sucedió de golpe, con otro vacío de 17 años, o si a partir de ese cambio de actitud de la niña y hasta el día de la boda transcurre un tiempo real que ella más tarde recordará.
Y no es que importe, porque las paradojas temporales no tienen cabida en comedias tan simples... pero lo comento porque, de todas las paridas que tienen lugar a lo largo del filme (que abundan, eh, no les voy a mentir), esta ha sido la única que me ha molestado un poco.
Y no es que importe, porque las paradojas temporales no tienen cabida en comedias tan simples... pero lo comento porque, de todas las paridas que tienen lugar a lo largo del filme (que abundan, eh, no les voy a mentir), esta ha sido la única que me ha molestado un poco.