En este peculiar 2020, y como consecuencia de un confinamiento prolongado, hemos tenido un exceso de consumo audiovisual que ha evidenciado la cantidad de basura que inunda los canales de exhibición con total impunidad. Las plataformas, necesitadas más de cantidad que de calidad, y las televisiones en abierto se nutren de miles de títulos tanto de series como de largometrajes, verdaderamente infames. Ese exceso de consumo ha conseguido que el público se harte y vaya bajando el consumo de ficción en los televisores...y está afectando a la reapertura de las salas en las que hay muy pocos estrenos y, la mayoría son de muy baja calidad. Este es uno de ellos.
LA POSESION DE MARY es mala y pretende ser una película de terror, pero él único miedo que da, es que haya productores con tan poco sentido común como para pensar que alguien pueda estar interesado en pagar dinero por verlo.
El guión, pobre y con una cantidad de sustos que no logran su propósito por previsibles, se ve agravado por una realización torpe y desganada de un director acostumbrado a la televisión que no logra superar su paso a la pantalla grande a pesar de contar con un gran actor como Gary Oldman que, aceptando este bodrio, demuestra que tiene un mal agente o mucha necesidad.
¿La historia? ¡Y que más da! No hay nada en ella que no haya sido visto antes o que tenga el más mínimo interés. El reparto está a la “bajura” del conjunto.
Nada recomendable.