Después de ver tantas y tantas películas de Ford, me siguen apareciendo joyas como estas; he aquí la grandeza de este genial director, pero lo mejor de todo es que todavía me quedan por ver por lo menos la mitad de sus películas.
Con un inicio un poco extraño y a mi juicio un tanto irregular, pero con escenas magníficas, nos va metiendo poco a poco en una historia llena de humanidad, sentimientos, nostalgia y que al final como casi siempre nos deja una sensación de paz interior y una medio sonrisa (o una medio lágrima) en el cuerpo.
Quizá le falta algo de carisma a los personajes de los enamorados, pero Charles Winninger y sus "soldados" están extraordinarios.
Gracias Ford, por hacernos la vida más fácil.