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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
8
Drama El viejo Shukichi Hirayama (Hashizume) y su esposa Tomiko (Yoshiyuki) viven en una pequeña isla. Aunque no les gusta la vida urbana, van a Tokio a pasar unos días con sus hijos. El mayor (Masahiko Nishimura) dirige un hospital; la mediana (Tomoko Nakajima) es dueña de un salón de belleza, y el pequeño (Satoshi Tsumabuki) trabaja en el teatro. Remake de "Cuentos de Tokio" de Yasujiro Ozu. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película doblemente conmemorativa, ya que se presenta 60 años después del estreno del film original al que copia, "Cuentos de Tokio" (Tôkyô monogatari, 1953), de Yasujirô Ozu, y 50 años después de la muerte de Ozu, en 1963. La propuesta de Yamada es así muy fácil y muy difícil al mismo tiempo. Muy fácil, porque rehacer una película con el prestigio crítico y la calidad de "Cuentos de Tokio" es garantizar para tu película un eco de crítica y público, de antemano, que de otro modo sería más difícil conseguir. Muy difícil, porque el film de Ozu posee un enorme prestigio entre la crítica -excesivo, en mi modesta opinión-, por lo que lo más fácil que podía pasar es lo que ha pasado, que la crítica internacional alabe esta obra y a la vez la desprecie, considerando que "Cuentos de Tokio" es un film imposible de superar -hay gente para la que es una de las mejores películas de la historia del cine-, y que lo que ha firmado Yamada sirve, al menos, para hacer que las nuevas generaciones de cinéfilos redescubran o descubran el cine de Ozu, el maestro del estilo trascendental, vía Paul Schrader.

A mí, la verdad, la película de Yamada me ha gustado mucho, creo que más que la de Ozu, aunque suene a herejía. Yamada quita la sequedad y solemnidad del film de Ozu y le da una gran fuerza a la historia. Si se comparan estas dos películas, a primera vista resultan muy parecidas, como si Japón y la sociedad japonesa no hubieran cambiado casi en 60 años. Ambas películas cuentan tragedias familiares y personales posteriores a tragedias colectivas: la Segunda Guerra Mundial en la versión de Ozu; el terremoto y el maremoto de 2011, junto al desastre nuclear de Fukushima, en la versión de Yamada. Hay, con todo, interesantes diferencias, centradas sobre todo en el hijo bueno y en su novia. En vez del balneario de Atami, la hija mala manda a sus padres a un hotel en Yokohama, pero esa diferencia es más secundaria.

Si el espectador ve esta película sin prejuicios, aunque haya visto "Cuentos de Tokio", se encontrará con una gran película. Y eso es lo importante.
Pedro Triguero_Lizana
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