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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
6
Drama Historia ambientada en Gran Bretaña que trata sobre la flexibilidad laboral, la globalización, los turnos de trabajo, los salarios bajos y el consumismo. Angie y Rose, dos compañeras de piso, deciden abrir una agencia de trabajo temporal para inmigrantes. Pronto se dan cuenta de que su empresa se mueve en un mundo en el que la mano de obra es muy barata y las leyes nunca se aplican. Es, sin duda, un negocio muy rentable.(FILMAFFINITY)
9 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede objetar que el cine de Loach es desmañado, tosco en las formas, y esta película sería un ejemplo de ello. Seguramente esto es así porque a Loach le interesa más lo que cuenta que cómo lo cuenta. En este caso, Loach centra el punto de vista de esta historia no en un personaje al que pudiéramos llamar víctima, o persona desfavorecida, sino en su opuesto, en una mujer, madre soltera, que se aprovecha de la pobreza y la desesperación de los demás; en este caso, inmigrantes sin trabajo que, procedentes de países pobres, llegan al Reino Unido en busca de trabajo, dinero, o una segunda oportunidad.

Pero, ¿cuáles son los motivos de Angie, la protagonista? Los mismos, diría ella, que los de los pobres a los que explota: salir adelante, prosperar. No volver a quedarse sin trabajo. Unos motivos lícitos, se podría decir. Y, sin embargo, Angie, del principio al fin de esta historia, es una estafadora, una explotadora, una mujer sin escrúpulos, una mafiosa. Y, a pesar de eso, la película trata de entender a esta mujer, la describe, sin concesiones, dentro de un contexto social e histórico. Angie se siente obligada a pisotear a los demás, para salir adelante. Naturalmente, se encuentra en una trampa, y es también, en cierto modo, una víctima del sistema en el que trata de sobrevivir.

Se acusa a veces desde la crítica del enfoque maniqueo en el cine de Loach. Lo que Loach hace en esta película es plantear un caso social y laboral, digamos, límite: patear o ser pateado, trabajar o estar sin trabajo, explotar o ser explotado. Muchos de nosotros creemos que nunca nos vamos a ver en tal situación, o que no nos vemos en tal situación, o que tales situaciones no existen; que hay leyes, que todo está regulado, que lo que conseguimos, lo conseguimos por derecho, por nuestros propios méritos, porque somos muy guapos, muy buenos y muy listos. En un mundo ideal, eso podría ser así, pero no vivimos en un mundo ideal. Vivimos, más bien, en el mundo duro y complicado que describe Loach. Un mundo en el que la falta de escrúpulos y el poder del dinero lo son todo, y en el que o pisas, o te pisan.

Pero eso no debe ser así. Lo que viene a decir Loach es que, si no hay solidaridad, si no se piensa en los demás, no se puede salir de la trampa que supone el dilema "o pisas, o te pisan". Y que, si el capitalismo no está regulado por leyes y normas que se cumplan de verdad, no es más que una gran mafia en la que, inevitablemente, unos pocos se enriquecerán a costa del resto de la sociedad.

Se acusa a Loach de maniqueo, de manipular la realidad. Yo diría que más bien exagera la realidad. Quizá lo que ocurre, al menos en esta película en concreto, es que resulta molesta la franqueza, tal vez la brutalidad, con que este cineasta nos muestra el mundo que nos rodea.
Pedro Triguero_Lizana
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