Porque, a ver, no tiene pies ni cabeza, nada de lo que pasa tiene sentido, los actores son abominables, la fotografía es terrorífica (tanto en interiores como en exteriores está todo siempre borroso sin que se pueda dilucidar la intención), pero quizá lo peor no es que sea una puta mierda de película, sino que está justificando que un puto pijo psicópata con muchos millones tenga retenido en un sótano a otro psicópata durante treinta años (aunque precisamente este dato es completamente inverosímil). O sea, la típica "justicia por su mano" que tanto daño hace a la educación de los ciudadanos estadounidenses, y la pormiscojonudez de dicho país, que dios confunda, para hacer de la Declaración de los Derechos Humanos una letra de cambio en el mejor de los casos, aunque en el habitual es más bien papel para limpiarse el culo ('cacata carta', que diría Catulo); véase lo que está ocurriendo en Gaza.

En todo caso, el guion es vomitivo por lo malo, pero el final se lleva la palma. De hecho, para dar apoyo al argumento fascista tiran del comodín de la agresión sexual; y claro, si hay una agresión sexual de por medio entonces cualquier tipo y duración de la tortura, y de cualquier tipo de fascismo, hoy por hoy parecen estar justificados.