Una de las mejores películas de Edgar Neville, que trata por primera y única vez en su filmografía, la historia de un crimen visto bajo la minuciosa lupa costumbrista inherente a este magnifico realizador (cuya filmografía es inexcusable no revisarla).
Ambientada a finales del siglo XIX, contada a través de flashback y con un delicioso y férreo trabajo actoral, nos encontramos ante una magnifica crónica negra, que bien pudiera haber servido como piloto de aquella joyita de serie: La huella del crimen.
Absolutamente recomendable.