Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with tiznao
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por tiznao
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de tiznao:
7
8 de abril de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca en algún lugar de Nueva York, con un tipo sentado en un detector de mentiras siendo interrogado por los 40 kg de heroína con que ha sido detenido y que declara que es un agente francés y que actuaba obedeciendo órdenes, saltando inmediatamente al despacho del jefe del detenido (Jean Rochefort), situado en algún lugar de Paris, en la que se nos muestra a este sorprendido por la imputación y acusando veladamente al tipo que ocuparía su cargo en caso de ser sustituido, ante la imperturbabilidad de este, sospecha que resulta ser cierta al descubrir que tiene su casa plagada de micrófonos, decidiendo utilizar al intrigante diciéndole a su ayudante ante los micros que va a llegar al aeropuerto de Orly un tipo que tiene las claves para esclarecer el asunto, y fuera de micrófono que en realidad no tiene a nadie, que escoja al primero que pille para que muerda el anzuelo y así poder pillarle..
A la hora señalada se juntan en el aeropuerto un enjambre de agentes, tanto los que se suponen van a recibir al tipo, como los que quieren saber quién es para neutralizarle. El encargado de la elección tras varios titubeos (esta a punto de elegir a un negro alto con un abrigo verde) ve aparecer en lo alto de unas escaleras mecánicas a un tipo alto, rubio y que lleva un zapato marrón y otro negro (Pierre Richard), y decide que ese va a ser, por lo que se le acerca y le saluda efusivamente, pidiéndole a continuación en voz queda disculpas, que se había equivocado y dejando al tipo seguir su camino.
A partir de aquí tenemos una divertidísima comedia de enredos, con el tipo haciendo su vida normal y una cohorte de espías siguiéndole a todas horas por las calles de Paris e interpretando sus movimientos como los de un avezado superagente, plagada de acertados y descacharrantes gags en base a los abundantes equívocos devenientes de la situación.
Pierre Richard es la estrella indiscutible de la función, en la que también destacan Jean Obé como su caricaturesco amigo Botrel y una de las rubias más sexy que nos ha dado La France: Mireille Darc, guapísima con su característica media melena y aquí luciendo un sensual vestido con un vertiginoso escote trasero.
Fue todo un éxito en la España de los 70, teniendo una larga vida comercial, sobre todo en el circuito de los cines de sesión continua, cines de verano y demás entrañables escenarios en los que devoraban cine los españolitos de la época, prácticamente hasta la aparición de los primeros reproductores de video.
Se hizo una secuela (Le retour du grand blond 1974) y un remake en los USA interpretado por Tom Hanks (El hombre del zapato rojo 1985).
Absolutamente recomendable.
A la hora señalada se juntan en el aeropuerto un enjambre de agentes, tanto los que se suponen van a recibir al tipo, como los que quieren saber quién es para neutralizarle. El encargado de la elección tras varios titubeos (esta a punto de elegir a un negro alto con un abrigo verde) ve aparecer en lo alto de unas escaleras mecánicas a un tipo alto, rubio y que lleva un zapato marrón y otro negro (Pierre Richard), y decide que ese va a ser, por lo que se le acerca y le saluda efusivamente, pidiéndole a continuación en voz queda disculpas, que se había equivocado y dejando al tipo seguir su camino.
A partir de aquí tenemos una divertidísima comedia de enredos, con el tipo haciendo su vida normal y una cohorte de espías siguiéndole a todas horas por las calles de Paris e interpretando sus movimientos como los de un avezado superagente, plagada de acertados y descacharrantes gags en base a los abundantes equívocos devenientes de la situación.
Pierre Richard es la estrella indiscutible de la función, en la que también destacan Jean Obé como su caricaturesco amigo Botrel y una de las rubias más sexy que nos ha dado La France: Mireille Darc, guapísima con su característica media melena y aquí luciendo un sensual vestido con un vertiginoso escote trasero.
Fue todo un éxito en la España de los 70, teniendo una larga vida comercial, sobre todo en el circuito de los cines de sesión continua, cines de verano y demás entrañables escenarios en los que devoraban cine los españolitos de la época, prácticamente hasta la aparición de los primeros reproductores de video.
Se hizo una secuela (Le retour du grand blond 1974) y un remake en los USA interpretado por Tom Hanks (El hombre del zapato rojo 1985).
Absolutamente recomendable.