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Voto de mnemea:
6
6.4
1,172
Comedia. Drama
En la Eslovenia rural, Pero (Gregor Bakovic) es un treintañero sensible e inteligente que vive muy cerca de la muerte: su trabajo consiste en escribir y pronunciar los discursos fúnebres en los funerales de su ciudad. Sus discursos no son simplemente panegíricos de los fallecidos porque Pero, consciente o inconscientemente, aporta al texto su propia percepción del curso de los acontecimientos y su propia filosofía de vida. Pero vive con ... [+]
11 de marzo de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando oigo que alguien tiene un Handycap 8 y le recomiendan que debe mejorar eso, siento que no entiendo de qué están hablando.
Esta película nada tiene que ver con el golf, pero mucho sobre agujeros en la tierra que hay que rellenar como meta personal, el día de tu muerte y también sobre superar día a día lo que uno va viviendo, por muy extaños que sean los sucesos que acontecen.
Nuestro protagonista es un hombre que decide hacer de la muerte un homenaje único para cada cliente, todos tienen derecho a ser recordados de una forma especial. La justificación a tales pompas fúnebres son una familia con una estructura decadente, que resulta tan cómica como sorprendente, que asusta. Añadimos al conjunto un vecino poeta, que refleja su obra en un pequeño coche, cada pincelada sobre él es puro arte. Y una mujer, siempre tiene que haber una mujer, totalmente irreal y en exceso habladora.
Ahora crea una realidad aparte en los asuntos cotidianos, como son los suicidios insatisfechos por puro egoísmo, la exaltación de un hecho histórico nacional tirado por los suelos, las discusiones a base de fuerza bruta de una pareja para mejorar la relación a base de
reconciliaciones, los bailes inconexos al son de una música que no se oye y las palabras encorsetadas del modo más enigmático hasta rozar el ridículo, sin olvidar que una llave inglesa dentro de un coche pequeño se convierte en objeto de culto.
La película comenzó, yo de modo inocente me creí lo que ponía el teletexto aquel día, de hecho, me hubiese creído cualquier cosa, y pensé que una comedia ácida me iba a venir muy bien.
Durante un buen rato me reí de las complejas situaciones que si me tocaran vivir no me harían ninguna gracia, pero es que en la televisión todo se ve de otro modo. Se fue vaciando la estancia en la que me encontraba hasta que me quedé sola. Y en ese momento dejé de sonreír, todo se tornó oscuro, realmente siniestro y doloroso, cada hecho que acontecía era más difícil que el anterior. A veces resulto en exceso impresionable, pero realmente vi dos películas, la cómica y la trágica, los pasos que dan la vida en realidad, los que todos vemos de forma clara, pero que no siempre se quieren ver juntos.
Al final sentí que el teletexto me había engañado, culpa mía por posar mis confianzas sobre un servicio público. He tardado casi un mes en sentenciar a muerte esta película, lo que en realidad implica escribir sobre ella. La nota fue un promedio de situaciones, risas y caras de disgusto que me llevaron en su momento a no saber qué podía expresar tras verla.
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Esta película nada tiene que ver con el golf, pero mucho sobre agujeros en la tierra que hay que rellenar como meta personal, el día de tu muerte y también sobre superar día a día lo que uno va viviendo, por muy extaños que sean los sucesos que acontecen.
Nuestro protagonista es un hombre que decide hacer de la muerte un homenaje único para cada cliente, todos tienen derecho a ser recordados de una forma especial. La justificación a tales pompas fúnebres son una familia con una estructura decadente, que resulta tan cómica como sorprendente, que asusta. Añadimos al conjunto un vecino poeta, que refleja su obra en un pequeño coche, cada pincelada sobre él es puro arte. Y una mujer, siempre tiene que haber una mujer, totalmente irreal y en exceso habladora.
Ahora crea una realidad aparte en los asuntos cotidianos, como son los suicidios insatisfechos por puro egoísmo, la exaltación de un hecho histórico nacional tirado por los suelos, las discusiones a base de fuerza bruta de una pareja para mejorar la relación a base de
reconciliaciones, los bailes inconexos al son de una música que no se oye y las palabras encorsetadas del modo más enigmático hasta rozar el ridículo, sin olvidar que una llave inglesa dentro de un coche pequeño se convierte en objeto de culto.
La película comenzó, yo de modo inocente me creí lo que ponía el teletexto aquel día, de hecho, me hubiese creído cualquier cosa, y pensé que una comedia ácida me iba a venir muy bien.
Durante un buen rato me reí de las complejas situaciones que si me tocaran vivir no me harían ninguna gracia, pero es que en la televisión todo se ve de otro modo. Se fue vaciando la estancia en la que me encontraba hasta que me quedé sola. Y en ese momento dejé de sonreír, todo se tornó oscuro, realmente siniestro y doloroso, cada hecho que acontecía era más difícil que el anterior. A veces resulto en exceso impresionable, pero realmente vi dos películas, la cómica y la trágica, los pasos que dan la vida en realidad, los que todos vemos de forma clara, pero que no siempre se quieren ver juntos.
Al final sentí que el teletexto me había engañado, culpa mía por posar mis confianzas sobre un servicio público. He tardado casi un mes en sentenciar a muerte esta película, lo que en realidad implica escribir sobre ella. La nota fue un promedio de situaciones, risas y caras de disgusto que me llevaron en su momento a no saber qué podía expresar tras verla.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esto es lo que seguramente quiso decir en el último momento la película en el que por fin, el protagonista decidió guardar silencio.
Y es que al final, si miras desde los dos lados de la fosa, comprenderás que son mundos sin solución común, porque quien mira desde fuera y ve ese montón de tierra no puede evitar la sensación de pensar que algo se está dejando y siempre mirará atrás. Pero quien se queda
dentro de ese hoyo, sabe que se lo ha llevado todo, que no le falta nada para su nuevo viaje, sólo queda relajarse y disfrutar. Pero siempre quedará cada uno en su merecido lado.
Todo cambió en el momento en que vi al protagonista chupando un pie a su adorada chica, aún puedo recordar el sonido que recreaba ese momento, y creo que nunca algo que se supone debía ser sensual, me había parecido tan repugnante. Luego todo se volvió violento, sillas volando sobre maridos estúpidos, la violación de la chica sordomuda por parte de los tres crápulas del pueblo. Y la puesta en escena del vecino poeta, al que interrumpió mientras trabajaba en su obra una realidad que le convirtió en una bestia, y de un modo salvaje acató la decisión de ser justo con sus propios deseos.
Realmente dentro de la parte más macabra, ese momento en el interior del bar, pese a su crudeza, sólo mostrando las consecuencias de la ira, pudo superar en armonía todo lo trágico anteriormente acontecido. Y su acto fue por así decirlo recompensado con una amplia fosa, a compartir con un beso de buenas noches y una grata compañía. Los que quedaban fuera guardaron silencio.
Y quien observaba estupefacta ante los continuos giros que daba el guión, sólo puede recordar otro sonido, el de la tierra golpeando la llanta. La fosa común se estaba cerrando y yo me iba a dormir.
Y es que al final, si miras desde los dos lados de la fosa, comprenderás que son mundos sin solución común, porque quien mira desde fuera y ve ese montón de tierra no puede evitar la sensación de pensar que algo se está dejando y siempre mirará atrás. Pero quien se queda
dentro de ese hoyo, sabe que se lo ha llevado todo, que no le falta nada para su nuevo viaje, sólo queda relajarse y disfrutar. Pero siempre quedará cada uno en su merecido lado.
Todo cambió en el momento en que vi al protagonista chupando un pie a su adorada chica, aún puedo recordar el sonido que recreaba ese momento, y creo que nunca algo que se supone debía ser sensual, me había parecido tan repugnante. Luego todo se volvió violento, sillas volando sobre maridos estúpidos, la violación de la chica sordomuda por parte de los tres crápulas del pueblo. Y la puesta en escena del vecino poeta, al que interrumpió mientras trabajaba en su obra una realidad que le convirtió en una bestia, y de un modo salvaje acató la decisión de ser justo con sus propios deseos.
Realmente dentro de la parte más macabra, ese momento en el interior del bar, pese a su crudeza, sólo mostrando las consecuencias de la ira, pudo superar en armonía todo lo trágico anteriormente acontecido. Y su acto fue por así decirlo recompensado con una amplia fosa, a compartir con un beso de buenas noches y una grata compañía. Los que quedaban fuera guardaron silencio.
Y quien observaba estupefacta ante los continuos giros que daba el guión, sólo puede recordar otro sonido, el de la tierra golpeando la llanta. La fosa común se estaba cerrando y yo me iba a dormir.