Siempre hay que tener cuidado con lo que se desea. El amor no tiene ninguna complejidad cuando se refiere a él una comedia romántica. Existe EL manual para su ejecución del que jamás nadie se va a salir.

Pero yo simplemente quiero hablar de ranas. No puedes besar a alguien y esperar a que se convierta en príncipe encantador. Pasarán los minutos, las horas, los años y no aparecerán estrellas y polvos mágicos a su alrededor para transformar su esencia y a veces, es aburrido esperar.

Si te enamoras de una rana, mejor que desees que se mantenga firme en su estado, el de rana, para siempre. Porque si tu rana se convierte en príncipe azul, siempre sospecharás que en algo te mintió ¿qué fue de mi ranita favorita?

Pero si eliges a una rana con la expectativa de convertirla en príncipe, sólo la desesperación te acompañará en el camino, porque tu rana cada vez será más anfibio y menos humano, y cuanto más estés con ella, más fuerte croará.

También puedes tener grandes aspiraciones y elegir de primeras a un señor azul, pero eso es más alarmante, en el momento que se convierta en rana, se perderá la fe en la humanidad.

Así que no luches contra el enemigo, alíate con él, disfruta de las ranas, como ranas que son, chapotea un rato en sus charcas, y vive tu vida, nunca te olvides de pensar en verde...

...consejo de sapo

ah! sí, yo tenía que hablar de una película... pues nada, una rubia que no es capaz de comprometerse con nada, le cae la responsabilidad de dirigir una revista de bodas... y al rato, cambia de idea y se enamora. En algún momento sale el aeropuerto de Pamplona, ¡cómo hizo Hemingway que os quisieran en todo el mundo!

No creo necesario que nadie vea la película, total, para qué perder el tiempo, ya lo hice yo por vosotros, no encontraba el mando.