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Hong Kong · Saikung
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30,564
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Las pruebas nucleares realizadas por los franceses en el Pacífico provocan la aparición en el océano de un gigantesco reptil mutante, que ha sido localizado tras atacar un barco de pesca japonés. Pero lo peor es que el monstruo es anfibio y saldrá del océano para dirigirse a Nueva York, en cuyas calles causará el pánico.
20 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Justo la he revisionado ahora que se cumplen 20 años (se dice pronto, veinte-jodidos-años) de su estreno, así que rememoremos.
La trama discurre ininterrumpida: un bicho mutante y sus captores van destrozando todo lo que se encuentran por delante en la Gran Manzana: el Empire, el Flatiron, el Madison, el puente de Brooklyn, taxis amarillos. Hay situaciones inversosímiles como que una inocente y guapísima rubia (María Pitillo) se recorre un oscuro Manhattan, bajo la lluvia, para reencontrarse, después de ocho años, con un tipo descreído que la sigue recordando. Ella sigue soltera pero enamorada y él sigue guardando sus fotos en el despacho. En fin, cosas que sólo pasan en las películas.
El susodicho, dispuesto a no dejar pasar esta oportunidad que le brinda el destino, decide honrar la letra de Love of Lesbian ('yo mataré monstruos por ti'), y entonces se embarca en la empresa de su vida.
Siguen los rayos, truenos y centellas en esta obra maestra de Roland Emmerich que parece la precuela de Blade Runner porque está siempre lloviendo y el ambiente es depresivo. Huelga decir que es el escenario idóneo para el sublime, misterioso y mascachicles Jean Reno, el verdadero héroe outsider de toda esta historia (y uno de los grandes actores secundarios del cine moderno).
Godzilla es el peliculón de una generación, pero para mi tiene dos grandes fallos ya por desgracia incorregibles: uno es que el bicho no escupe fuego, el otro es que esas dos torres del centro de Nueva York seguirán siendo para siempre un maldito recuerdo.
La trama discurre ininterrumpida: un bicho mutante y sus captores van destrozando todo lo que se encuentran por delante en la Gran Manzana: el Empire, el Flatiron, el Madison, el puente de Brooklyn, taxis amarillos. Hay situaciones inversosímiles como que una inocente y guapísima rubia (María Pitillo) se recorre un oscuro Manhattan, bajo la lluvia, para reencontrarse, después de ocho años, con un tipo descreído que la sigue recordando. Ella sigue soltera pero enamorada y él sigue guardando sus fotos en el despacho. En fin, cosas que sólo pasan en las películas.
El susodicho, dispuesto a no dejar pasar esta oportunidad que le brinda el destino, decide honrar la letra de Love of Lesbian ('yo mataré monstruos por ti'), y entonces se embarca en la empresa de su vida.
Siguen los rayos, truenos y centellas en esta obra maestra de Roland Emmerich que parece la precuela de Blade Runner porque está siempre lloviendo y el ambiente es depresivo. Huelga decir que es el escenario idóneo para el sublime, misterioso y mascachicles Jean Reno, el verdadero héroe outsider de toda esta historia (y uno de los grandes actores secundarios del cine moderno).
Godzilla es el peliculón de una generación, pero para mi tiene dos grandes fallos ya por desgracia incorregibles: uno es que el bicho no escupe fuego, el otro es que esas dos torres del centro de Nueva York seguirán siendo para siempre un maldito recuerdo.
