Tiene algo este debut en solitario de Louis Malle que me seduce y me introduce en la obra. Quizá sea su extrema sencillez en la que son los pequeños detalles los que acaban reinando en la obra. Pequeños detalles como una cuerda colgando que viene a ser el detonante de toda las películas. Está bien que no siempre sea el crimen perfecto y que se solucionen los asuntos por cosas parecidas.

De las tres historias que Malle nos cuenta en la película me quedo con la del protagonista Maurice Ronet y su encierro en el ascensor. También me gusta bastante la de los dos jovencitos que le roban el coche y que acaban metiéndose en problemas. La de Jeanne Moreau es de indudable interés, gracias también a la presencia de la actriz, aunque es la que menos me gusta de las tres. Al final de la película, Malle sabe entrelazar con acierto las historias para lograr dar una coherente y notable conclusión a la película. Los actores hacen su trabajo admirablemente con mención especial a Maurice Ronet de lejos el más atinado de la película.

Así, Malle dirigiendo de manera firme y sobria un más que decente debut, desarrollando bien una historia de gran interés y sencillez acaba realizando una notable película totalmente recomedable.