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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
8
Comedia Todo empieza cuando el Presidente de los Estados Unidos y el Primer Ministro británico deciden iniciar una guerra. No todo el mundo cree que sea una buena idea. Pero cuando Simon Foster, el Secretario de Estado Británico, respalda accidentalmente la guerra en horario de máxima audiencia en la televisión, se gana sin quererlo muchos amigos en Washington DC. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenían que ser los británicos y su particular sentido del humor los que nos ofrecieran una visión sobre la situación internacional de los últimos años llena de ironía y acidez. De hecho, los orígenes de este film habría que buscarlos en el medio televisivo. Su realizador, Armando Iannucci en realidad nos ofrece una versión en largometraje de una série de éxito de la televisión británca.

En líneas generales, el film trata se centra en una serie de personajes políticos y militares que forman lo que se podría llamar "la segunda línea", es decir, todos esos cargos que están tras los altos cargos del gobierno, y cuya vida transcurre entre los pasillos y despachos de edificios gubernamentales, intentando sacar en claro las directrices que les marcan sus superiores.

El film, que en ningún momento oculta su formato televisivo, se centra en diversos personajes tanto británicos como norteamericanos, que intentan sacar en claro una posición firme contra un inminente conflicto bélico. Explicado así puede sonar muy sencillo, pero en la casi hora y tres cuartos de metraje asistimos a una función casi de circo que cuenta con ministros torpes y de escaso marchamo político (por no decir directamente inútiles), con secretarios de Estado que sueltan cinco tacos por cada palabra pronunciada (impagable la interpretación de Peter Capaldi), militares contrarios a la guerra (una excelente composición la de James Gandolfini), secretarias de Estado, con más poder que el propio presidente de los Estados Unidos, y un puñado de ayudantes insolentes y con demasiada iniciativa propias.

El retrato que nos ofrece Inannucci es extremadamente lúcido, presentándonos como funcionan los engranajes del poder, o mejor dicho, en manos de quien están dichos engranajes, y de qué forma se invierte el tiempo en reuniones estériles, en la que los ministros son utilizados literalmente para rellenar, comisiones aparentemente secretas pero cuyas reuniones son multitudinarias, y todo ello tamizado por un sentido del humor ácido que no deja títere con cabeza.

Hay que reconocer de esta refrescante propuesta, no sólo humor, sino que además da mucho que pensar, sobre las estructuras y personajes que hacen funcionar a dos grandes potencias como pueden ser la norteamericana y la inglesa. Al ser tan grandes, necesitan para funcionar un buen puñado de burócratas, con todo lo que eso acarrea. Puesto que carece de grandes estrellas y apenas ha tenido promoción, pasará prácticamente desapercibida en nuestro país, lo cual es una pena. O según se mire una bendición, porque si el destino del mundo está en manos como las que retrata la película, la verdad es que dan ganas de salir corriendo.
manulynk
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