Peter Billinsgey es el firmante de esta nueva comedia norteamericana, aunque en realidad su papel es prácticamente el de mero figurante y coordinador al servicio de los verdaderos responsables del film que son los actores Vince Vaughn y Jon Favreau coguionistas y productores del mismo.

El film explora las relaciones matrimoniales tomando como muestra cuatro diferentes parejas que se pueden considerar como "parejas tipo" y que pretenden abarcar todo el espectro posible: Desde los que tienen más puntos que les separan que los que les unen, hasta los divorciados cuya separación continua siendo un trauma, pasando por aquellos cuyos cimientos se tambalean debido a la imposibilidad de tener hijos. Aunque lo cierto es que sus responsables se han tomado muchas más molestias por mostrar el lado masculino de los matrimonios que por el femenino, algo que acaba lastrando la pretensión de Vaughn y Favreau de mostrar de una forma amplia una visión del matrimonio hoy en día.

Los guionistas-actores no esconden su voluntad de mostrar a un grupo heterogéneo de hombres ya casados (o divorciados) que no acaban de asumir la situación de madurez que se les debería suponer. Es decir, de nuevo tenemos a un puñado de tipos con el llamado "síndrome de Peter Pan", "enfermedad" muy habitual en las nuevas comedias norteamericanas. Únicamente aparecen las mujeres respectivas (interpretadas por Faizon Love, Kristin Davis, Malin Akerman, Kristen Bell) en las sesiones de terapia a que se ven obligados a someterse en el paradisíaco lugar que eligen para huir de la monotomía de sus vidas familiares, aspecto que precisamente sale a relucir en dichas sesiones, uno de los pocos aciertos del film al confrontar a las respectivas parejas y donde sale a flote los conflictos que en principio están latentes en su rutina diaria.

Lástima que el resto del film no acompañe, ni mucho menos desarrolle, estos buenos momentos, desaprovechándolos a base del típico humor grueso a que nos tienen acostumbrados el dúo Vaughn-Favreau, acompañados de Jason Bateman y John Michael Higgins, donde no faltan los gags más típicamente sexuales y de otra índole a cual más manido y poco original. Ni siquiera la histriónica caracterización de Jean Reno en una especie de gurú espiritual consigue levantar algo el nivel general y facilón que adquiere el film en su último tercio de metraje.

Poco más se puede decir de este producto, que pese a que en la mitad de su metraje parece prometermos algo diferente, al final acaba siendo como todos los demás.