El director Jeffrey Nachmanoff, nos ofrece un film basado en un guión escrito por Steve Martin (si, el cómico). En esta ocasión el protagonista es Shamir (Don Cheadle) un musulmán "bueno", quien no está de acuerdo con las ideas de los extremistas islámicos, por más que se verá envuelto entre ellos, y tendrá que escoger entre las ideas "puras" que le inculcó su padre y las de sus nuevos amigos. El director trata de sustentar el film con la premisa de esta ambiguedad de partida, y el dilema moral que debe resolver Shamir, atrapado entre dos mundos que desconfían de él.

Además del dilema de Shamir, el otro pilar sobre el que se sustenta el film es la investigación del detective del FBI Roy Clayton (Guy Pearce), especialista en terrorismo islámico, y que sigue la pista de Shamir sin descanso. Sin embargo, lo que podría ser un drama en el contexto de un "thriller", acaba siendo un "thriller" convencional revestido con ciertos tintes dramáticos "serios" y políticamente correctos, cuyos planteamientos sólo pretenden ser una fachada, ya que pese a que aparenta ofrecer una visión más amplia del tema del terrorismo musulman, en realidad solo lo utiliza como mecanismo para generar tensión en el espectador.

El principal problema es la ligereza general con se tratan todos los aspectos del film excepto el estético y visual. Si bien, la interpretación de Don Cheadle es más que buena, y de largo lo mejor del film, tampoco consigue transmitir con suficiente credibilidad la duda que le corroe internamente, y no nos acabamos de creer su pose de paria despreciado por todos.

Por otro lado, otro aspecto que apunta el film y que hubiera dado muy buen juego es la confrontación con el agente Clayton, planteado a modo de dualidad, cual dos caras de una misma moneda. Pero la escasa entidad que se le concede en la trama al agente del FBI, rebajándole a la categoria de mero perseguidor de la sombra de Shamir, no hace creible el intento, por más que en el montaje se alternen de vez en cuando las evoluciones de ambos personajes. Todo un desaprovechamiento de un excelente actor como es Pierce que apenas tiene campo para poder dar la vez a Cheadle. De esta forma, el film sólo consigue ser entretenido grácias a los juegos y dobles juegos del guión, con vueltas de tuerca que pretenden despistar al espectador, y con la sensación de contínuo movimiento que transmite el film. De hecho, es algo más que sensación, ya que sus personajes viajan constantemente (el desarrollo de la trama nos va llevando por diferentes medios a Yemen, Francia, Estados Unidos, etc), lo que le da un cierto dinamismo al film.

El film tenía elementos y argumentos necesarios para ofrecernos algo más que las tribulaciones de un musulman "bueno" atrapado en las redes de los musulmanes "malos", y si lo que pretendían con esta historia es justificar la mala imagen dada a todo el Islam en general, no pienso que sea este el vehículo más apropiado para ello.