Si en films anteriores había situado a sus personajes en plena guerra civil, en esta ocasión, el escenario era la revolución mexicana. Como siempre, a Leone no le interesaba tanto mostrar los orígenes del conflicto, ni su desarrollo, como el de enmarcar las acciones de sus protagonistas, que, como era habitual en su cine, mantenían posturas enfrentadas: por un lado tenemos a Juan Miranda (Rod Steiger) un bandido mexicano cuya única obsesión es hacerse rico, y por el otro a John Mallory (James Coburn), un activista irlandés, perteneciente al IRA, que deambula por México sin un objetivo demasiado claro aparte del de huir de sus propios fantasmas que dejó atrás.

El film tiene un arranque que es puro Leone, y que al mismo tiempo parece “homenajear” a su manera al gran John Ford, con una diligencia cargada de prohombres y gente “de bien”. Sin embargo, a medida que avanzan los restantes 140 minutos de metraje, el film va perdiendo intensidad e incluso interés, que sólo es capaz de recuperar en momentos muy puntuales. Las razones son varias. Por un lado, sin negar su buen acierto en retratar la revolución mexicana, sin meterse de lleno en el conflicto, la historia que nos cuenta Leone no tiene el pulso de sus anteriores obras. Estrictamente hablando, no es un western al uso. No hay duelos a revólver pese a que no faltan buenas escenas de acción, pero el estilo lento y pausado habitual en Leone, se antoja rutinario en buena parte del metraje. Por otro lado, los personajes del film, pese a lo voluntarioso de Rod Steiger, la verdad es que no aguantan las comparaciones con otros famosos personajes.

Además, se echa de menos en el guión los excelentes diálogos afilados y cortantes que habían caracterizado los anteriores films del realizador italiano, excepto en momentos puntuales, pero sin la chispa habitual. Y quizás lo peor del film, es su falta de coherencia interna. A veces da la impresión de ser un film incompleto, irregular, sin tensión ni casi interés y con la impresión que se ha rodado con una cierta desgana.

Con todo, no le faltan buenos momentos, y quizás en otras circunstancias podríamos hablar de un film mejor. La mano de Leone apenas se reconoce excepto por alguna secuencia aislada. Quizás por ello, este film ha acabado ocupando un lugar bastante secundario dentro de su breve filmografía, alejado de sus grandes obras. De hecho, hoy día está un tanto olvidada. Y es que no se puede acertar siempre.