Los hermanos Wachoswky nos ofrecían el final de una saga que se ha convertido en película de culto en los últimos años. Si bien no resuelven todos los interrogantes y las insinuaciones que se lanzaban en la segunda parte.

En lugar de eso, la tercera parte es más bien una película de acción pura y dura, con buenos momentos, resueltos gracias a unos espectaculares efectos especiales, aunque también con algunos bajones.

El film pierde mucho cuando sitúa en Sión la acción, alargando su asedio innecesariamente, mientras que cuando la acción vuelve a matrix, el interés sube muchísimos enteros.

Prácticamente pasa lo mismo con el reparto. Los supervivientes de la primera parte, Neo, Trinity y Morfeo gozan de mayor interés que los "agregados" de Sión, Niobe, Kid o Link apenas llegan a su altura.

Final de la trilogía, en la que se decantan claramente por ofrecernos unas dosis excesivas de acción y los directores optan por dejar de lado las cuestiones filosóficas con que habían envuelto a la historia e intentando dar un final digno, a costa de vaciarla de contenido, a una saga que ya se había convertido en culto por una legión de entusiasmados seguidores deslumbrados por la trepidante acción y los efectos especiales.