Por mucho que Abierto hasta el amanecer esté dirigida por Robert Rodriguez, es una película de Quentin Tarantino. 100% y en esencia.
A pesar de ser un encargo de Robert Kurtzman, el estilo del director de Pulp Fiction es claramente reconocible, por su combinación de serie B, terror, thriller, western y acción, y por supuesto el desfile de personajes propios del califroniano, como Earl McGraw, o actores como Danny Trejo o Harvey Keitel. Los protagonistas aquí son, sin embargo, el George Clooney más desatado y canalla que hemos visto en pantalla y el propio Tarantino, que no es ni ha sido nunca un gran actor, pero este personaje le va como anillo al dedo. Lo demás es el toque chicano típico de Rodriguez, una Salma Hayek cuya imagen con la serpiente y en ropa interior aún es recordada e icónica y un batiburrillo de escenas sangrientas y francamente divertidas.
No es una gran película, no es lo mejor que ha escrito el bueno de Quentin, pero se deja ver y se entiende perfectamente por qué ha alcanzado un estatus de película de culto.