La verdad, resultan sorprendentes las excelentes críticas que ha recibido The Mustang.
Es cierto que la película es preciosa, en lo argumental y también en lo visual. Hay que reconocer que la directora, Laure de Clemont-Tonnere, que además es una debutante, maneja maravillosamente la cámara, y utiliza el propio carácter real y simbólico del mustang (fuerte, indómito, libre, salvaje, furioso) para ofrecer unos planos, los de los entrenamientos, que son simplemente magníficos y logran colocar al espectador no sólo en la cabeza del personaje de Roman, a quien da vida un estupendo Matthias Schoenaerts, sino también en la de los animales, lo cual es aún más meritorio.
Sin embargo, todo lo que la película tiene de fascinante en lo visual también lo tiene de rutinaria y tópica en su argumento. De hecho, no se diferencia demasiado de un telefilme de sobremesa, aunque mucho mejor filmado, como ya hemos dicho. A saber: hombre rebelde, en prisión, consigue reconducir su vida gracias al contacto con la naturaleza y a un sabio y anciano mentor. Todo más visto que el tebeo, y el impacto tampoco es excepcional.
En definitiva, una película bonita, sin duda, que cuenta una historia emotiva, y engrandecida por la excelente calidad de la realización, pero a la vez muy vista ya y nada innovadora.

Lo mejor: La realización de Clermont-Tonnere y la interpretación de Matthias Schoenaert.
Lo peor: La historia la hemos visto ya muchas veces antes.