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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama. Romance Narra el apasionado romance y tormentoso matrimonio de Ernest Hemingway (Owen) y la hermosa corresponsal de guerra Martha Gellhorn (Kidman), que siguió al aventurero escritor durante la Guerra Civil española (1936-1939). Testigos de la historia, cubrieron todos los grandes acontecimientos bélicos de la época, pero no pudieron sobrevivir a la guerra que los enfrentaba. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que si es larga, que si es aburrida, que si Nicole Kidman y su cara, que si Clive Owen y su caracterización, que si clichés, que si mil veces vista...
Lo que ustedes quieran.
Pero que alguien salga a la palestra por favor, y tenga el coraje de decir que esta película no es mil veces mejor que todas las secuelas, precuelas, remakes, reboots y demás que se estrenan cada año (o casi todas, vamos. Dejemos aparte a los Batman de Chris Nolan y dos o tres cosas más que se curran un guión que no da más de lo mismo). Que alguien diga que no da gusto ver de vez en cuando una producción de estas características, tan cuidada, tan lujosa, tan clásica, con esos actores, con argumento melodramático...
Porque éso es lo que es Hemingway y Gellhorn. Una película como las que ya no se hacen. Una historia acerca de dos personajes reales, claves para el periodismo y la literatura del siglo XX, a través de cuyos ojos vemos algunos de los episodios más importantes y negros del periodo de entreguerras. La producción es tan buena que da gusto ver cada detalle. Vestuario, decorados, fotografía, música (gran Javier Navarrete)... todo lo que arropa a los intérpretes es de una perfección y belleza apabullante. El guión se las ingenia para, a pesar de su duración, avanzar con paso firme y sin tocar el tedio por la historia de pasión de Ernest y Martha, combinando la trama más política e histórica con la personal de una manera absolutamente brillante. La suya es una relación llena de pasión, fuerza e intensidad, y las imágenes son igualmente viscerales y arrojadas (ver la secuencia en que los dos protagonistas hacen el amor por primera vez, mientras las bombas caen a su alrededor).
¿Y Clive Owen y Nicole Kidman? Pues no se comprenden muy bien las críticas negativas. Owen lleva años demostrando que es uno de los mejores actores del mundo, capaz de absolutamente todo (incluido ser secundario al servicio de un principal... algo muy, muy importante...), y aquí clava la complejidad de Hemingway, al genio, el borracho, el irresistible Don Juan y el capullo inaguantable. Lo de Kidman es más complejo, porque habría que empezar dejando claras de una vez varias cosas: sí, es cierto, su cara ha perdido expresión con tanto botox. Sí, su mejor momento quizás pasó, y no aprovechó el regalo de Cold Mountain como debería (a pesar de todo, tampoco estaba tan mal). Pero aquí y ahora, más de diez años después de que se convirtiera en la reina de Hollywood con Moulin Rouge, Los otros y Las Horas, Kidman sigue siendo una actriz con un talento, presencia, carisma, personalidad y valentía que ya quisieran para sí todas las jovencitas que pululan por ahí intentando ser alguien. Tiene una capacidad asombrosa para resultar natural, y logra hacer creíbles sus personajes aunque al principio no nos cuadren con su físico o actitud. En la piel de Martha Gellhorn está simplemente soberbia y, como Owen, matiza hasta el límite cada una de sus luces y sombras. Porque ahí está otra de las virtudes de la cinta: en ningún momento juzga a nadie, ni a él ni a ella. Es el público el que ha de decidir quién de los dos tiene razón en su particular tête-à-tête... si es que alguno la tiene.
Si acaso, los únicos defectos de la película, que no es perfecta (y por éso no se lleva la máxima nota) son: la duración, que no es que sea excesiva, pero obliga a disfrutar la cinta en dos partes para no cansarse y poder disfrutar de sus infinitos detalles y momentos con la lucidez que muchos espectadores quizás pierdan al cabo de hora y media o dos horas; el uso y abuso de los fundidos a sepia y blanco y negro (que no obstante, dan un aire más realista todavía a la película); y el hecho de que tampoco logra apasionar como otras producciones. No es una obra maestra, no es lo mejor jamás hecho, y no parece probable que el día de mañana generaciones de cinéfilos vayan a citarla como un clásico que hay que ver sí o sí.
Pero de lo que no debería caber la menor duda es de que Hemingway y Gellhorn es una muy buena película, excelente en muchos momentos, hecha como las de antes y testigo de la historia del mundo y de la historia de un amor con principio, desarrollo y final. ¿Puede haber algo más apasionante?

Lo mejor: Prácticamente todo, y muy especialmente la agilidad del guión y las interpretaciones de Clive Owen y Nicole Kidman.
Lo peor: No acaba de dar el paso a la obra maestra que podría haber sido, y hay un cierto abuso de los montajes entre realidad y ficción.
Sibila de Delfos
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