Pues la verdad, la fama de Peaky Blinders es más que merecida.
En unos años en que se está produciendo una ficción televisiva muy variada y de excelente calidad, tanto en EEUU como en Europa, incluyendo por supuesto el Reino Unido, siempre en vanguardia de calidad y elegancia, Peaky Blinders consigue destacar por la perfección de sus ingredientes.
La trama fascina, que es lo importante, y deja con ganas de ver más y continuar disfrutando de los trapicheos y broncas de los Peaky Blinders. Pero sin duda son lasa relaciones entre los personajes las que hacen de esta serie una obra fabulosa. Ahí está esa Aunt Polly, auténtica mano en la sombra de la familia, a quien da vida una imperial Helen McCrory. O el encantador romance entre Tommy y Grace (fantásticos Cillian Murphy y Annabelle Wallis), una de las pocas luces entre tanta negrura y peligrosidad. O el desfile de intérpretes muy conocidos por otras series o películas, como Aiden Gilen, Tom Hardy, Tommy Flanagan, Adrien Brody o por supuesto el incombustible Sam Neill, que además tiene un personaje inolvidable.
Sencillamente, una serie extraordinaria.

Lo mejor: su actores, extraordinarios, su seriedad y perfección y su balance entre las tramas criminales y las más intimistas.
Lo peor: A pesar de ser sólo 6 capítulos por temporada, no todos tienen el mismo interés.