Esperaba bastante más de esta película...
Se salva de la quema porque es entretenida, porque la fotografía y los paisajes son ciertamente hermosos, y sobre todo porque por allí pululan actorazos de la talla de William Hurt, Sissy Spacek, Victor Garber o Ben Kingsley. Pero la historia es pobre, muy pobre, el tono que le imprime Jay Russell es totalmente desapasionado, y así no hay manera de emocionar o interesar. tan sólo la música de William Ross es capaz de engrandecer ciertos momentos, y la única secuencia verdaderamente destacable (en parte gracias al trabajo de Scott Bairstow, el único actor con un personaje algo digno e interesante) es aquella en la que Miles desvela el secreto de su familia y su propia tragedia personal. Lo demás es mucha voz en off penosamente utilizada, Alexis Bledel y Jonathan Jackson haciendo lo que pueden con sus sosísimos personajes, y un cierto tono romántico que se ve superado sin problemas por otras muchas historias más o menos similares.
Una cinta correcta, que provoca sin embargo demasiada indiferencia y se olvida enseguida. No es buena señal.