Aparte de la gracia que tiene para los fans de lo extraterrestre ver en pantalla el Black Mailbox, el Little A'Le' Inn, la Extraterrestrial Highway y demás iconografía alienígena, lo cierto es que Paul no tiene ni demasiado interés, ni demasiada gracia ni demasiado de nada. Bueno, sí, tiene ruido. Mucho ruido para tapar que la historia no es nada del otro mundo y que el alien del título no resulta demasiado gracioso. Sí son graciosos el dúo imparable que forman Simon Pegg y Nick Frost, siempre hilarantes, pero no es suficiente para remontar el interés nulo de la historia.

Lo mejor: Sus dos protagonistas humanos
Lo peor: No interesa y no hace demasiada gracia