Ethan Hawke, en su tercera película de ficción como realizador (cuarta contando un documental) nos cuenta la historia del cantante country Blaze Foley, de vida intranquila y muerte prematura y violenta. Y lo más exacto quizás es decir que es una cinta para los fans del músico y los más interesados en la música que representaba. Los neófitos quizás no la encuentren demasiado interesante, o directamente se aburran, dado su ritmo contemplativo y sus casi dos horas de metraje.
Sin embargo, hay algo muy bello en la cinta ee Hawke, u eso es, de hecho, su realización. No sólo se trata de una carta de amor al country, sino también al western, pues la película, con su fotografía de tonos amarillos y rojizos, secos, de la América rural, parece casi más a ratos una del Oeste que un biopic.
Interesante, pero desigual.

Lo mejor: La fotografía y la realización.
Lo peor: Es lenta y algo larga.