Iron Man es una más de las películas de súper héroes que pueblan nuestras pantallas. Es entretenida, espectacular, atrayente, divertida y, gracias a Dios, no absurda, como las dos partes de Los 4 Fantásticos. Jon Favreau, director correcto, acierta más en las escenas intimistas que en las de acción, donde la cámara se le vuelve un poco loca y apenas deja ver nada de lo que pasa. Pero sabe cómo llevar un relato que empieza de manera magistral, continúa bajando consiederablemente el interés y termina igualmente bien.
Pero si por algo merece pasar a la historia Iron Man es por la presencia de un EXTRAORDINARIO Robert Downey Jr. el actor, que siempre ha sido el carisma personalizado, se mete en la piel de Tony Stark desde el minuto uno y el resultado es absolutamente memorable. Probablemente es la mejor interpretación que jamás he visto de un super héroe. Su capacidad para emocionar al espectador, para que éste compadezca a su Stark y desee ver lo que es de él (en parte, debo reconocerlo, porque además Downey Jr. está más atractivo que nunca) es asombrosa. Junto a él, Gwyneth Paltrow exhibe su talento pese a no pegar nada en el personaje; Jeff Bridges se divierte como nunca pese a que su villano no es muy jugoso; Terrence Howard nos deleita con su nuevo papel de tío normal, y Shaun Toub (visto también en Crash, como Howard) emociona con un papel precioso que él interpreta de maravilla.
En definitiva, una muy buena película para pasar un buen rato, que da un pelín más de lo que promete y cuyo gran acierto reside en Junior, Downey Jr.

Lo mejor: Robert Downey Jr. y Shaun Toub.
Lo peor: Le sobran como treinta minutos una vez Stark regresa de Afganistán.