En fin...
¿De verdad hacía falta una nueva entrega de xXx? ¿No será que tiene más que ver con el repunte de popularidad de Vin Diesel gracias a las últimas y exitosísimas entregas de Fast & Furious?
Porque básicamente esta triple X es una entrega encubierta de la famosa saga de coches robados pero sin los coches. Lo demás lo tiene todo: muchas chicas ligeras de ropa, ambientes tropicales, música reggaetonera, personajes planos cual tablas de surf, diálogos estúpidos, actores prestigiosos que no se sabe muy bien qué hacen ahí (Toni Collette, ¿tenías muchas facturas que pagar en tu casa?) y Vin Diesel haciendo de Vin Diesel, que es lo que lleva haciendo toda su carrera, con alguna que otra excepción (Salvar al soldado Ryan, Declaradme culpable y la saga Pitch Black, especialmente la primera).
Es tan mala, la historia tan absurda y el guión tan vomitivo que no merece mucho más comentario más allá de que ni siquiera es entretenida o divertida. Da bastante vergüenza ajena y sólo es recomendable para fans de Diesel en su (casi) único registro, de los cameos de la película (Samuel L. Jackson o... Neymar. Sí, sí, Neymar) o de Ruby Rose, que, para qué engañarnos, siempre es un placer de ver en pantalla, por su belleza sin igual y su carisma.

Lo mejor: Hay alguna escena bien rodada. Y Ruby Rose, que por lo menos se lo pasa bien y parece la única que sabe en qué tipo de película está.
Lo peor: Es mala, sin paliativos.