Leyendo las críticas cosechadas por Guardianes de la Galaxia Volumen 3, y viendo cómo su nota media en FilmAffinity en superior a la de sus predecesoras, cabría pensar que es la mejor de las tres.
No es así.
Está claro que se trata de una cinta entretenidísima, con unos efectos visuales impresionantes y, está vez, con una emotividad palpable en la trama de Rocket. El mapache es protagonista absoluto esta vez, y su carisma sigue intacto como uno de los personajes más interesantes de la saga. Junto a él, destacan también la maravillosa Nebula de Karen Gillan (con un arco dramático perfecto), la Mantis de Pom Klementieff (muy diferente a la que conocimos en el V. 2) y al Drax de Dave Bautista, siempre muy divertido y tierno.
Sin embargo, esa apuesta por el drama hace que la cinta sea mucho menos divertida y gamberra que las anteriores. Pero lo que es peor es que el guión es el más flojo de las tres aventuras, sin duda. Apenas es una anécdota (salvar a Rocket) que se extiende innecesariamente hasta las dos horas y media sin tener mucho que aportar verdaderamente. No hay más que ver al personaje de Warlock, que entra y sale de la trama sin mucho orden ni concierto. Todo parece una gigantesca preparación para lo que podría ser el futuro de los Guardianes en el MCU, que por supuesto no desvelaremos, pero como película independiente resulta decepcionante, teniendo en cuenta lo buenas que son sus hermanas mayores.
Mucho ruido, pero lamentablemente pocas nueces.

Lo mejor: El uso de la música, sus efectos visuales, y los personajes de Ticket, Nebula, Drax y Mantis.
Lo peor: La excusa argumental es endeble y no da para casi dos horas y media de metraje.