Hay películas que tienen una sensibilidad especial para conseguir capturar entre sus fotogramas un fragmento de la la vida mundana, con todos sus matices, sus luces y sus sombras. Muchos directores orientales como Ozu o Koreeda son expertos en retratar este tipo de sentimientos pero el contraste cultural es muy exigente y había necesidad de que directores españoles asumieran este reto. El mérito es mayor al ser la ópera prima de su directora Celia Rico que ha sacado todo el partido posible a sus poderosas protagonistas encarnadas por dos actrices como la copa de un pino, sólo se hecha en falta una fotografía algo más íntima y menos transparente para haber conseguido alcanzar la excelencia de sus camaradas orientales.

Lo mejor: La complicidad manifiesta entre madre e hija y como un sentimiento tan íntimo se transmite de una forma tan intensa.

Lo peor: Explorar con tanta profundidad la vida de sus protagonistas implica un ritmo muy sosegado que probablemente haga bostezar a más de un espectador.

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