Si ya has visto “última noche en el Soho” permíteme decirte que es peor película de lo que recuerdas. Y si no la has visto, que es peor película que lo que te han contado. Este fenómeno se da debido a un final decente y efectista que encaja muchas piezas que andaban tiradas por el suelo y que provoca la sensación de haber visto una película de una calidad superior a lo que es. Pero la cruda verdad es que durante los 110 minutos iniciales, aburre y exaspera a partes iguales.

¿Por qué aburre? Básicamente porque es un guión mal construido, escrito rápido y que, posiblemente, nazca de un concepto inicial que se ha intentado encajar a martillazos. Todo lo que rodea el leitmotiv de la película es de cartón piedra: el novio, la abuela, la madre, la escuela, sus sueños… Todo una excusa para rellenar el bollo, requesón de 2 Euros el kilo.

¿Por qué exaspera? Porque ver a una chica que durante una hora larga de la peli se asusta una y otra vez por visiones redundantes hasta el paroxismo enerva los nervios a cualquiera.

¿Los personajes? Todos monigotes, ninguno me interesa, ni me genera empatía; en realidad ni me los creo. Esto se debe a que la película, aparte del artificio ya mentado, es puro mensaje, y como en todos los mensajes, los postulados son maniqueos, llenos de tropos y en ellos se utiliza a los personajes como herramientas para proceder al adoctrinamiento.

En definitiva, una película muy efectista, con muchos colorines, pero que en realidad es puro blanco y negro.