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Voto de Coronel Lallie:
5
Drama Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2012
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sin una trama que nos lleve o verdades más profundas o no contingentes que el propio paseo por una realidad histórica de horror (lo que no es poco). Así, el guión nos pasea por la realidad de los judíos en su ciudad ocupada por los nazis, con un ritmo -que no velocidad- estupendo que no da lugar al aburrimiento en ningún momento.
En este sentido es una película de género nazi imprescindible, porque se aleja de productos en parte edulcorados (Spielberg) o sujetos a tramas personalistas -por interesantes que estas puedan resultar-.

Lo mejor: que, siendo una película, tiene lo mejor de los documentales (la documentación y reflejo histórico sin aditivos) y algo muy bueno de las películas: la libertad para que ese documental no esté exento de emoción (que no es sinónimo de lágrimas, en este caso más bien de terror, importencia y de desolación, lo que me parece mucho más fiel al tema tratado que las socorrida lagrimogenia Spielbergriana; aunque sean ambas dos perspectivas muy distintas y válidas).
También resulta estupenda la labor cinematográfica en sí (fotografía, guión, montaje) que hacen que un producto difícil no resulte ni cansino ni obvio ni aburrido, (al contrario).

Lo peor: que su mayor mayor interés es un interés histórico, que si lo contado no fuera el reflejo de una realidad histórica no tendría apenas valor ni interés. Para una persona sin esos referentes históricos y concretos previos, la película no mantendría su atención ni su cualidad.
Otro punto de lo peor (que también puede ser lo mejor) es que vemos la historia desde fuera -aunque sigamos el periplo de un judío- y por ella vemos pasar a toda suerte de personajes y situaciones, sin que ninguno (el protagonista el primero) nos sea especialmente querido, al estilo de la empatía a toda costa que promulga el cine más habitual.
Coronel Lallie
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