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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
8
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es gracias a la generosa contribución que Netflix realiza en la prensa escrita (en forma de anuncios y artículos patrocinados de forma camuflada), pero el caso es que muchos nos hemos encontrado que circulaba la idea que "Roma" es una película que nos iba a impresionar desde su primera escena hasta conducirnos a una elegía descomunal. Me pregunto si es por culpa de una expectativa desmesurada que al final terminé de ver una gran película con una leve sensación de decepción. Roma es maravillosa e incluso arriesgada, con cosas extraordinarias y otras más corrientes, pero no creo que estemos ante la obra definitoria de las siguientes décadas cinematográficas.

Cualquiera que haya visto la anterior película 'romana' de Cuarón, "Sólo con tu pareja", comprende rápidamente la evolución en cuanto a técnica y sutilidad que ha realizado el director chilango. Sin duda su estilo se ha sofisticado y ya no necesita (siempre) del humor televisivo para crear efecto, de hecho ha conquistado una técnica que le hace aunar con soltura los detalles más minúsculos con los grandes gestos.

La construcción está tan bien ideada que vemos dos ramas narrativas, en una protagonizada por una indígena y en otra por la familia criolla, y nos parece del todo natural, cuando en realidad es una estrategia tomada para no concentrar su reflexión acerca del machismo en una sola capa social y elevarla a algo mucho amplio y contrastado.

Incluso, por contra, cuando recurre a gestos más estridentes, como una coincidencia estratosférica de dos personas durante la manifestación (el halconazo), le sirve para en realidad apuntar otra idea mucho más sutil. Me refiero a que en un punto vimos a un grupo de jóvenes entrenándose en una localidad del extrarradio capitalino, escena que ocurre a plena luz del día, frente a la mirada de los habitantes, que presenciaban con curiosidad y simpatía, y sin embargo ahí, frente a ellos, se preparó algo horroroso. En esa escena el profesor Zovek pide a los congregados que cierren los ojos para realizar un movimiento y más tarde comprendemos que esos ojos cerrados es una metáfora social. Comento esto para hacer notar que ciertas ideas que lanza Cuarón se han de comprender a posteriori, reflexionando acerca de la historia después de haber absorbido hasta los detalles más insignificantes.

Además de eso, en otra escena, vemos en un mismo cuadro, y sin gran énfasis, como una familia toma consciencia de una ruptura mientras que al justo lado se celebra una boda. Qué contrastes. Y por supuesto algunos de los momentos mostrados en el tráiler, esos planos secuencia dónde en un primer plano vemos como camina un personaje y en segundo sale volando otro actor. Y tampoco faltan los homenajes al México con los organilleros y al omnipresente e informal comercio callejero. Cualquiera de los que hemos disfrutado en Ciudad de México seguro que encontraremos alguna imagen que provocará un golpe de alegría en el pecho.

Me sobró alguna escena de humor bufo como ahora el momento dónde se castiga al amado coche paterno, escena más adecuada para una comedia ligera que no para una obra seria. Aparte de eso, en algún momento, también hay cierta sensación que se fuerzan los hechos por gusto. Hablo de la escena del incendio, dónde luego, cuando se culmina con un holandés cantando vete a saber qué canción típica, ya me pareció que ahí alguien se estaba pasando de autocomplaciente, como que ese alguien se ha dado un atracón de Tarkovsky y quiere hacerlo notar a toda costa. Y cómo esos momentos hay otros varios.

Imágenes deslumbrantes, gran sensibilidad e indudable honestidad: sin duda una obra notable de las que no abundan todos los años en una pantalla. Me sorprende su enorme acogida tratándose de una película que opta por una dramaturgia de muy baja intensidad, planos muy largos y va surtida de simbolismos y significados codificados de forma muy sutil. Se trata de una obra que rebusca en la memoria, desea transmitir la maravilla de sus hallazgos y parte a buscar lo esencial, de forma que en un plano convergen la vida y la muerte, la tristeza y la alegría, y las elementos como el agua y el fuego colman las escenas para hacernos comprender la fragilidad de la vida, dónde se puede abandonar este mundo tanto por un error genético como por culpa de las condiciones sociales. Salta a la vista que también es el trabajo más personal de un director que -con justicia- es premiado y homenajeado por todo el mundo.

No se ven en una pantalla cosas así de potentes y arriesgadas todos los años, ahora bien, tampoco nos excedamos con las valoraciones. Siendo honesto, en su día salí mucho más impresionado de "Gravity" o "Children of men", dónde el despliegue de un portentoso lenguaje visual servía para amplificar la profundidad del cine de género. En "Roma", mi sentimiento es que los resultados permanecen en una posición admirable pero no extraordinaria.
Jean Ra
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