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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
9
Drama. Thriller En tiempos de guerra, el brillante físico estadounidense Julius Robert Oppenheimer, al frente del 'Proyecto Manhattan', lidera los ensayos nucleares para construir la bomba atómica para su país. Impactado por su poder destructivo, Oppenheimer se cuestiona las consecuencias morales de su creación. Desde entonces y el resto de su vida, se opondría firmemente al uso de armas nucleares. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2023
145 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al terminar de ver “Oppenheimer”, la sensación que me queda es que toda la obra anterior de Nolan en verdad ha sido una preparación para este título, su gran salto, su propuesta más ambiciosa, que condensa ciertos rasgos de las anteriores para abordar el punto más trascendental de la Historia contemporánea, tanto que a día de hoy, con la guerra de Ucrania luchándose en el frente oriental, sale a flote cada vez que los bandos quieren intimidar al enemigo y poner sobre el tapete la terrible idea de la destrucción mutua asegurada.

Es decir, esas tramas que son unos amagos narrativos que al final descubre un truco final como en "The Prestige", los elementos de física cuántica como en "Origen" o "Interstellar", la II Guerra Mundial como en "Dunkirk"... de todas las anteriores parece, en mayor o menor medida, tomar algún trozo para añadirlo en su apuesta, que parece surgir con la intención de obra cumbre. Si no lo es, a Nolan se le deberá ocurrir algo verdaderamente genial. La paz mundial o algo por el estilo.

Si bien el largometraje se abre mencionando a Prometeo, todos sabemos de sobra que tanto la bomba H o la bomba atómica son un ejercicio de destrucción masiva que se lleva por delante a inocentes y malvados. Por lo tanto, también se podría señalar a Shiva, la deidad hindú de la destrucción, cuyas demoliciones luego sirven para la regeneración.

He de reconocer que mis ideas iniciales de la película se han visto claramente superadas. Pensaba que iba a abordar el proceso que llevó a Oppenheimer y su equipo a idear y crear la bomba atómica, luego quizás algún tipo de añadido moral acerca de los peligros atómicos y poco más. Creía que taparía sus coqueteos con el comunismo y sus ideales de izquierda y poco más que un ejercicio completo de simplificación y aseo por tal de presentar a un personaje muy querible para mayormente gente que no le interesa demasiado. Y lo cierto es que no, el Oppenheimer que Nolan representa es una personalidad compleja, llena de aristas, a veces altivo y desagradable, mercurial y errático, pero cuando se concentra en un punto traspasa fronteras y puede ejercer como fuerza de arrastre a otras mentes brillantes. Una de las tesis de "Oppenheimer", que se pone muy en relieve cuando es juzgado por la junta de seguridad, es que a pesar de sus logros no era persona de una sola pieza y que a pesar de las cosas que a la moral dominante pueda opinar, a final de cuentas son necesarias personalidades excéntricas para dar con hallazgos y ascender nuevas cimas, más altas que las anteriores.

Muchos de los personajes que desfilan por la pantalla, tales como Nils Bohr o Heisenberg, también aparece en la novela del chileno Benjamin Labatut "Un verdor terrible", que también examina los pilares de la racionalidad moderna y aborda la tesis que el hombre ha alcanzado tal punto de conocimiento que ya no puede comprender el mundo que lo rodea, un conocimiento tan profundo que convierte la percepción de realidad en apenas una minucia y en verdad resulta desasosegante. Nolan no llega tan lejos, pero el principal dilema de Oppenheimer es precisamente haber ido demasiado lejos, a un punto tan excesivo que podría resultar la gran destrucción final.

Nolan demuestra no poco atrevimiento posicionándose y elaborando la tesis que el cambio de talante de Openheimer, del ego maníaco que quiere culminar el proyecto Manhattan y poder crear la bomba atómica al científico preocupado por el alcance del invento que él contribuyó a idear dista cierto escrúpulo, que una vez se demuestra que pueden crear la bomba atómica su utilización le abruma mucho más de lo que supuso y que por eso quizás realiza una serie de movimientos intrincados para desentenderse de lo que ocurrió después de Los Alamos.

No es más que una más de las múltiples dualidades que se afrontan durante la narración. El poder científico en colisión con el poder militar, la lucha política, América contra el comunismo, la visión dionisíaca (representada por el papel de Florence Pugh) contra la apolínea (representada por el papel de Emily Blunt), como el cruce de estas diferentes dualidades pueden convivir mientras sea por poco tiempo, si no, se vuelven rechazables, incluso abyectas si se mezclan demasiado (la escena imaginaria del coito durante el juicio es su paroxismo). La verdad, aparte de su espectacularidad y su acostumbrado brío narrativo, Nolan ofrece una propuesta digna de ser vista varias veces para extraer una experiencia más completa y potente. No lo creía capaz de culminar su proyecto con semejante brillantez. Se siente que en todos los aspectos que antes no destacaba en esta ocasión sí lo ha hecho (encuadres, diálogos, perfilado de personajes), todo se siente logrado y que se ha logrado el milagro de crear un blockbuster de sólidos fundamentos, que te toma y te arrastra con su brío mientras a la vez dibuja un mundo con veracidad e inteligencia. En ese sentido, me quito el sombrero cordobés.
Jean Ra
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