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Voto de harryhausenn:
7
6.5
716
Drama
Sur de Francia. En la actualidad. Jean, un actor veterano atrapado por el pasado, se instala en secreto en una casa abandonada donde hace tiempo vivió Juliette, el gran amor de su vida. Un grupo de amigos descubre la misma casa, la localización perfecta para rodar su siguiente película de terror. Jean y los niños terminarán encontrándose cara a cara finalmente. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película acerca de la muerte y del cine. Una reflexión de cómo representar la muerte en el cine y de cómo mantener el cine presente en la muerte. Jean, interpretado por Léaud, es un actor que se encuentra en pleno rodaje cuándo una duda le asalta ¿Cómo interpretar la muerte? Cuando el director le propone pensar en el cansancio y en el sueño, Jean responde enfurecido. La muerte ha de ser un encuentro para el que un hombre, de los setenta a los ochenta años, ha de estar preparado en todo momento.
El rodaje se suspende por unos días y Jean aprovecha para reencontrarse con su pasado. Vuelve a la casa en la que vivía con su amada, muerta ahogada hace muchos años, y se encuentra con su espíritu. Cuando parece que Suwa nos va a enseñar la enésima historia del hombre perdido entre sus recuerdos, un giro del guión introduce en escena a un grupo de niños que allanan la casa cámara en mano.
La última escena de la filmografía de Truffaut, el final de Vivamente domingo, es un fotógrafo al que se le cae al suelo el objetivo de su cámara. Al rebotar, un grupo de niños se lo pasan a patadas como si fuese una pelota. El director que descubrió a Jean-Pierre Léaud para interpretar a Antoine Doinel en Los 400 golpes se despedió así, sin saberlo, del mundo del cine: enseñándonos que al fin y al cabo el cine puede ser un juego de niños.
El rodaje se suspende por unos días y Jean aprovecha para reencontrarse con su pasado. Vuelve a la casa en la que vivía con su amada, muerta ahogada hace muchos años, y se encuentra con su espíritu. Cuando parece que Suwa nos va a enseñar la enésima historia del hombre perdido entre sus recuerdos, un giro del guión introduce en escena a un grupo de niños que allanan la casa cámara en mano.
La última escena de la filmografía de Truffaut, el final de Vivamente domingo, es un fotógrafo al que se le cae al suelo el objetivo de su cámara. Al rebotar, un grupo de niños se lo pasan a patadas como si fuese una pelota. El director que descubrió a Jean-Pierre Léaud para interpretar a Antoine Doinel en Los 400 golpes se despedió así, sin saberlo, del mundo del cine: enseñándonos que al fin y al cabo el cine puede ser un juego de niños.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Dos mundos chocan al ver el rostro visible por antonomasia de la Nouvelle vague colaborando con unos alumnos que ruedan una película como taller de actividades en verano. Frente a frente, un cine transgresor del que apenas quedan fundadores y una nueva generación de cineastas jóvenes que han sabido dinamitar los límites de la forma en el cine. Con mucha sorna, Jean dice al grupo de niños que está dispuesto a colaborar si le traen un guión, a lo que los niños responden horrorizados "Un guión, no, por favor". El león ha muerto esta noche funciona también como diario de rodaje de este grupo de escolares que transforman un recuerdo personal de su estrella en un film disparatado. Jean, en cambio, sentencia al ver el resultado "Me parece una película muy bonita y muy simple, se ve la ilusión con la que se ha hecho. No es necesario ponerse serio para hacer algo auténtico". Toda una reivindicación de la expresión individual de todo artista con cualquier medio y un capote a todo debutante.
Es así cómo el protagonista de la película, el símbolo de una generación de cineastas y actores que se van apagando, deja su legado antes de volver al rodaje. Jean ya es capaz de grabar su muerte tras haber vivido esta experiencia con los directores de cine del futuro y haberle dicho adiós a su pasado. Y es así como se despide antes del encuentro más importante de su vida, mirando a cámara, apuntando a lo lejos, hacia aquello que aún está por venir y que llegará cuando él ya no esté.
hommecinema.blogspot.fr
Es así cómo el protagonista de la película, el símbolo de una generación de cineastas y actores que se van apagando, deja su legado antes de volver al rodaje. Jean ya es capaz de grabar su muerte tras haber vivido esta experiencia con los directores de cine del futuro y haberle dicho adiós a su pasado. Y es así como se despide antes del encuentro más importante de su vida, mirando a cámara, apuntando a lo lejos, hacia aquello que aún está por venir y que llegará cuando él ya no esté.
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